Documento Archivo Historico

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Archivo Historico de Cúllar. Siglo XVIII

sábado, 22 de enero de 2022

Calles con Historia (II).- La Calle Mata y Antón Díaz de Mata: Artífice de la Independencia de la Villa de Cúllar en 1628.

 En esta nueva entrega de nuestro deambular por la historia del callejero cullarense, hoy nos vamos a detener en una de las calles más antiguas del mismo, y que forma parte desde tiempo inmemorial, del caso histórico de la villa de Cúllar: La Calle Mata o de Mata.

Calle Mata a principios años 70 - Siglo XX
Calle Mata a principios de los Años  70. Siglo XX

En este capítulo vamos a tratar de esbozar el origen del nombre de esta arteria cullarense, y su relación con uno de los principales personajes de la nuestra historia, como es el de Antonio Díaz de Mata, uno de los artífices de la independencia de Cúllar en el siglo XVII. 

De paso conoceremos el tormentoso proceso que, a lo largo de varios siglos, recorrió la Villa de Cúllar para conseguir su soberanía territorial, siendo uno de los pocos pueblos en la historia de España, que tuvo que comprar en dos ocasiones su propio término municipal: La primera vez en 1399, en tiempos del reinado nazarí de Muhammad VII, y la segunda en 1628 bajo la monarquía del Rey Felipe IV.

Introducción Histórica

Situada a espaldas de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Anunciación, limitando por el Sur con la antigua Calle Real (hoy en día Calle Doctor Jofré) y por el Norte con la Calle San José y  el Parque de las Eras de las Fiestas, esta empinada arteria cullarense, es en realidad un pequeño barranco natural, que conectaba la zona norte de la Villa, con la primitiva Fuente de Alchimuza, ya en la Vega de la población.

Por otra parte, la calle Mata actúa como una auténtica línea divisoria que delimita por el Oeste, con el barrio de la Plaza,  y con los barrios de Bendo y San Antonio, hacia el Este, casi partiendo en dos el casco urbano de la localidad.

Debido a su especial orografía, situada en pendientes muy pronunciadas y con un trazado muy estrecho, esta calle sin duda fue lugar de paso, y sirvió también de residencia de numerosos vecinos, debido a su situación estratégica cercana al núcleo de la población, e inmediata a la bulliciosa y comercial Calle Real.

Situación de la Calle Mata sobre el plano urbano de Cúllar de 1930


El término municipal de Cúllar, con sus 427 kilómetros cuadrados de jurisdicción, es uno de lo más extensos de la actual provincia de Granada, en concreto el 6º, tan solo superado por los de Baza, Puebla de Don Fadrique, Huéscar, Loja y Alhama de Granada.

Descripción y dibujo idealizado del Término Municipal de Cúllar
Catastro de Ensenada. 1752


El origen del mismo lo encontramos ya en época nazarí, cuando en el año 1399 el sultán de Granada Muhammad VII, hijo de Yusuf II, autoriza la venta del Castillo de Cúllar (Hisn de Qulya)  a los vecinos de la población, “con lo que hay en él de casas e inmuebles de cualquier tipo, dentro del castillo y fuera de él, así como sus tierras de regadío y secano, cultivos y yermos, pastos y dehesas, y todo el espacio comprendido entre sus lindes y el término de sus alfoces (territorios que rodea una villa o ciudad y dependen de ella económicamente), en los cuatro puntos cardinales, los árboles frutales y no frutales, viñas y olivos, aguas y jarales, y todas las propiedades y bienes comprendidos en su alfoz.

El proceso para la compra del citado territorio se inicia en el mes de diciembre de aquel año de 1399, cuando la comunidad de vecinos de Cúllar, entonces dependiente del distrito musulmán de Baza, otorga un poder universal a tres venerables jeques y alguaciles cullaríes, Abu Allah Mohamed,  Abul Hasan y  Ali Al-Ansari, para que en el nombre de los vecinos les representen en cuantos actos jurídicos y notariales sean necesarios para realizar la compra del castillo de Cúllar y de las tierras a él vinculadas.

El precio total estipulado para la adquisición fue de 3.000 dinares de oro, que los vecinos árabes cullarenses deberían pagar en cuatro plazos iguales, “en cuatro octubres cristianos”  o anualidades siguientes a la fecha de la escritura de la compra.

Muhammad VII - Rey Nazarí de Granada

A partir de ese momento la comunidad musulmana de Cúllar, compuesta por unos 63 vecinos o cabezas de familia (aproximadamente unos 300 habitantes), pudieron titularse como propietarios de una amplia jurisdicción de más 18 leguas cuadradas, aunque jurídica y administrativamente la Villa continuaba dependiendo del Distrito Islámico de Baza (Madinat Al Basta).

Así las cosas, y tras la toma de Cúllar por Fernando el Católico, en el verano de 1488, y la posterior caída del Reino Nazarí de Granada, los Reyes Católicos confirieron numerosas mercedes y concesiones a diversas familias de origen castellano, para que ejercieran su poder jurisdiccional en la recientemente cristianizada Basti. Por lo que de nuevo, la villa de Cúllar, junto con el resto de pueblos y lugares de la llamada “Tierra de Baza”, pasaron de nuevo a depender del Concejo y cabildo municipal de la ciudad bastetana.

Durante casi un siglo la comunidad mudéjar-morisca convivió, no sin ciertas dificultades, con la comunidad cristiano-vieja, hasta que en la Navidad de 1568, durante el reinado de Felipe II, estallaba la rebelión de los moriscos del Reino de Granada. Se iniciaba así un conflicto largo y cruento, conocido también como la Guerra de las Alpujarras, que no terminaría hasta el mes de marzo de 1571.

El resultado final de la guerra es la expulsión de la comunidad morisca, y la confiscación por el Rey de todos sus bienes y propiedades, como así ocurre el  22 de enero de 1572, cuando el Comisionado Real y juez especial para el caso, licenciado D. Jerónimo de Ribera, estando “en la iglesia parroquial de Nuestra Señora Santa María de la dicha villa de Cúllar (…) en nombre de Su Majestad y por virtud de su real provisión (…) dijo que en su real nombre tomaba y tomó la posesión, real, corporal, actual, y generalmente de todas las posesiones que hay en la dicha villa y su término (…) de los dichos moriscos”.

Pero lo más importante, para el tema de nuestro artículo, es que en esa misma fecha el juez comisionado por el Rey, Jerónimo de Ribera, también  procedió a apeo, deslinde y amojonamiento de las haciendas incautadas a los moriscos que estaban enclavadas en los terrenos correspondientes a Cúllar. Por lo cual se señalaron los límites con los términos de Benamaurel, Baza, Lúcar, Serón, Oria, Vélez, Orce y Galera.

Este es un extracto del acto de amojonamiento, con el cual quedaba demarcado, con apenas variaciones hasta ahora, el que sería el futuro término municipal de Cúllar:

“Se procedió a señalar los mojones generales en redonda: desde la Cañada de Diego Cogot, donde parte el término de Cúllar con la villa de Benamaurel, que habrá desde la villa de Cúllar hasta la dicha cañada poco más de una legua. Y desde allí al Río de Baza, e guardando las aguas vertientes. Y de allí a la Fuente de Maderos y desde allí a la labor de Valderas, que está en el camino que va de Baza a Cúllar. Y desde allí al aljibe del camino que va de Cúllar a Serón, y de allí a Guadalvir donde continúa el dicho término, guardando las vertientes, que habrá tres leguas desde Cúllar. Y desde allí al Mojón Blanco que linda con el término de Lúcar. Y desde allí al Mojón del Ganut, el cual mojón está en el Camino Real de Cúllar a Lúcar. Y desde allí al Mojón de Oria, que está en el Camino Real de Baza a Oria, encima de la Fuente del Saúco. Y desde allí al sitio que llaman la Cañada de Oria, donde se parten las vertientes de las aguas por una parte y por la otra, donde se linda con los términos de Vélez el Rubio y Vélez el Blanco. Y desde allí a Vertientes, que está en el camino que va de Cúllar a Lorca. Y desde allí al Puerto Viejo y al Yunco de Orgalla, deslindando con los términos de la villa de Orce. Y desde allí a La Ofra. Y por la misma derecha hasta dar a parar al camino que va de Baza a Orce. Y desde allí linda con la villa de Galera al Mojón de Talal Gomar. Y desde allí va a dar al camino de Castilléjar, que se llama Macialquivir. Y desde allí, guardando la derecha, va a dar a la Boca de Macialamí, que está entre la villa de Cúllar y la de Benamaurel, donde se acaba el amojonamiento y deslinde”.

Una vez expulsada la mayoría morisca, y confiscadas todas sus tierras, el monarca decidió repoblar el Reino oriental de Granada con cristianos viejos procedentes de diversos lugares de Castilla. En el caso de Cúllar los nuevos repobladores provenían de lugares como Cuenca, Albacete, La Mancha o el Reino de Murcia, principalmente.

A cada uno de los aproximadamente 150 repobladores se les otorgó una “suerte de Población, compuesta por varias fanegas de tierra de regadío, en la Vega de Cúllar, algunas fanegas de secano, árboles frutales, viñas y moreras (para la cría de seda), así como una casa habitación, todo procedente de los bienes embargados a la población morisca.

De la llegada de estos nuevos pobladores, nos dan testimonio los apellidos que todavía hoy en día se conservan y son muy comunes en nuestro pueblo: los Tello, los Navarro, los Vilar, los Baides, los Torrecillas y… los Díaz de Mata.

Los Orígenes de la Familia de Antón Díaz de Mata

Los hermanos Antón Díaz y Miguel Díaz, naturales de Albacete, llegaron a Cúllar cuando la Repoblación ya se encontraba bastante avanzada, poco antes de 1581,  poco sabemos de su edad, extracto social, circunstancias familiares o  situación económica, y de los verdaderos  motivos que les llevaron a abandonar su tierra manchega para acudir a la llamada de nuevas oportunidades de vida en la parte oriental del Reino de Granada. Sin duda la posibilidad de tener de casa y tierras en propiedad, además de disfrutar de exenciones de impuestos, fue un poderoso atractivo para estos y los demás colonos.

Al primero de ellos, Antón Díaznatural de Albacete, en La Mancha, en el repartimiento de las haciendas de población le adjudicaron “la casa que era de Luís el Baztí, morisco” y también “cúpole por dicho repartimiento varias fanegas de sembradura de riego” en la Lacuna, en Letúa, en el pago de la Cora, en el Jaufí, en Mures, entre otros lugares. No sabía escribir (algo bastante común en la época), lo que no le impidió medrar social y económicamente.

Bienes adjudicados a Antón Díaz
 en el Repartimiento de Cúllar.



Por su parte, su hermano Miguel Díaz recibió, además de la casa habitación, varios bancales en el Marjaladar, en La Ofra, en el pago del Baño, en la Cañada del Gatar y en El Margen. Contaba con una mediana formación y fue regidor del concejo de Cúllar nada más llegar al pueblo.

Bienes adjudicados a Miguel Díaz
en el Repartimiento de Cúllar.


Como era muy habitual en aquella época, ambos hermanos se casaron con sendas hermanas, hijas de otro repoblador, Alonso Del Barrio. Miguel lo hizo en 1581 con María del Barrio, mientras que su hermano Antón contrajo matrimonio con Águeda del Barrio por las mismas fechas.

 Sí sabemos que, además de dedicarse al cultivo de la tierra, fueron unos medianos propietarios de ganado lanar. El caso es que, hacia 1597, nace en Cúllar Antón Díaz de Mata, el personaje principal de esta historia, hijo y sobrino de los dos repobladores albaceteños, todo apunta a que era hijo de Miguel Díaz y María del Barrio, por lo que su nombre completo sería Antón Díaz de Mata y Del Barrio.

Años más tarde, y gracias al Libro índice de Matrimonios de la parroquia de la Anunciación, sabemos que el joven Antón Díaz se casa en 1619 con la también cullarense Ángela de Molina. De este matrimonio nacieron al menos un hijo, José Díaz de Mata, y cuatro hijas: María, Isabel, Beatriz y Águeda Díaz de Mata y Molina.

En apenas una generación la familia Díaz de Mata consigue acumular un gran patrimonio, tanto de bienes inmuebles como de ganado, tras comprar a otros vecinos sus “suertes de población. Su hacienda se multiplicaría por cuatro, destacando sobre todo el caudal de Antón Díaz de Mata.

El futuro líder cesionista cullarense, con apenas 30 años cumplidos, en las fechas cercanas a la independencia de la ciudad de Baza, ya disfruta de 1.500 fanegas de sembradura en La Pililla; un cortijo en los “Pocícos de Iglesias” (actual aldea de Pozo Iglesias); 30 fanegas de riego en la Vega de Cúllar, cerca la antigua ermita del Ángel; y dos molinos harineros, sin olvidar un hato de más de 100 vacas, además de numeroso ganado lanar. Todo su patrimonio estaba valorado en más de 6.000 ducados: un dineral para la época.

Su vertiginoso ascenso social y económico, a veces conseguido con métodos poco ortodoxos,  motivaría con el paso del tiempo la animadversión de algunos vecinos del municipio hacía la figura política de Antón Díaz.

Proceso de Exención de la Ciudad de Baza

Así las cosas, ya llegamos al año clave de 1628. Por ese tiempo la Villa de Cúllar continuaba dependiendo jurisdiccionalmente del Concejo de Baza, y aunque ya existía la figura de los alcaldes ordinarios y los regidores, estos apenas tenían potestad para gobernar el municipio, pues eran simples jueces pedáneos y concejales a merced del cabildo bastetano.

A esto se le unía las continuas quejas que el vecindario cullarense denunciaba, sobre el abuso de poder de los alguaciles (agentes de la autoridad) de Baza y de algún que otro escribano público (notarios) de dicha ciudad, que a menudo cometían todo tipo de arbitrariedades para con la población de la villa. Como ejemplo, encontramos la serie de denuncias que en los últimos años habían presentado, ante los jueces de la comarca, los vecinos cullarenses por estas tropelías:

“ Si saben que el escribano de Baza, Juan de Çarain, y el alguacil mayor de Baza, Juan de la Cerda, estuvieron 8 días en la villa y que este último todas las noches quitaba las espadas y capas a los hijos de los vecinos y hacía muchos alborotos con el fin de que se descompusiesen sin causa alguna. Llegando al otro día a pedírselas, pidió por ello 100 maravedíes, amenazándoles que si no se los daban, diría que se habían resistido y haría que los echasen a galeras.

Si saben que ambos dos, escribano y alguacil mayor, cuando iban de Baza a Cúllar hallaron en la vega de dicha villa, junto a los Prados que dicen de bajo del Álamo, que es sitio común donde pueden pastar libremente los ganados, que estaban dos hijos de Gabriel Ramal guardando 200 ovejas de su padres, le quitaron una prenda. Y habiéndolos sabido acudió el dicho Gabriel al mesón de Cañabate, en la plaza de la villa, donde estaban los dichos alguacil y escribano, y les rogó que no hicieran denunciación, y ellos lo hicieron por 20 reales que les dio, los cuales recibieron sin escribir ni hacer causa.

Y si saben que habiendo sucedido en esta villa una pendencia en que hirieron a Vergara, maestro de armas, el dicho escribano y alguacil mayor, fueron a la Villa a hacer la causa, y como esto había sucedido junto a la casa de Francisco López, lo llamaron para que dijese lo sucedido. Y porque dijo que no se había hallado en ella ni sabía qué decir, se lo llevaron preso a Baza y llegando compusieron el negocio en 40 reales que les dio a los dos. Y sin escribir y sin entrar en la cárcel, le dejaron volver a Cúllar.

Y si saben que después por esta causa el dicho escribano Juan de Çaraín fue mandado prender. Y se ha mostrado muy enojado y sentido, y ha hecho muchos juros y amenazas a los vecinos de Cúllar, diciendo que ha de acabar con la Villa, con lo cual los vecinos de esta no se atreven a entrar a despachar en su oficio los negocios que se les ofrecen”.

Ante tal estado de excitación, llegamos a una fecha muy importante en nuestro relato, la del domingo  16 de enero de 1628. Aquella mañana, después de misa, fueron convocados los cabezas de familia para elegir el cargo del Síndico Personero del Común.

El personero, portavoz y defensor de la comunidad ciudadana en cada una de las villas y ciudades de Castilla y Andalucía, de acuerdo con los fueros, leyes y costumbres inmemoriales, era un cargo municipal elegido cada año exclusivamente por la comunidad de vecinos. Esta especie de Defensor del Pueblo de la época ocupaba un lugar importante para resolver los problemas de los vecinos, de los pobres, la rápida administración de justicia y las críticas a la suntuosidad de los poderosos. Su carácter comunitario le obliga a mantenerse en denuncia casi constante contra las ambiciones de las oligarquías, acaparadoras de poder político de los regidores del concejo.

El motivo de aquella cita electoral era elegir, por primera vez en la historia, al  Síndico personero de la villa, y en aquella ocasión todos dieron sus votos al cullarense Antón Díaz de Mata:

“En la villa de Cúllar, jurisdicción de la ciudad de Baza, hoy domingo se juntaron todos sus vecinos al salir de la misa mayor, convocados a Cabildo Abierto con campana teñida, para dar sus votos, elegir y nombra Síndico Personero del que esta villa carece. Y todos fueron pasando por el dicho lugar, y todos (los 112 vecinos cabezas de familia) dieron sus votos a Antón Díaz de Mata (…) El cual dijo que aceptaba y aceptó, y juro por Dios y ante una cruz que tocó con los dedos de su mano derecha, de usar el dicho oficio de Procurador Síndico  Personero de esta Villa de Cúllar”.

Se trata de uno de los documentos más antiguos existentes en el Archivo Municipal de Cúllar.

Firma autógrafa de Antón Díaz de Mata. 1628


A partir de ese momento, los principales vecinos y propietarios de la localidad comenzaron diseñar un plan que, a corto plazo, permitiese iniciar el procedimiento político y sobre todo económico para conseguir la secesión de la ciudad de Baza y lograr la independencia de la Villa, y por tanto la posibilidad de constituir concejo y jurisdicción propia.

Durante el primer tercio del siglo XVII los problemas económicos por los que pasaba la corona española obligaron al rey Felipe IV a buscar, donde fuera, grandes sumas de dinero para hacer frente a los elevados gastos corrientes del Estado, en especial después de la bancarrota de la Hacienda Real en 1627 y debido a los crecientes gastos militares provocados por las guerras en Europa. Lo que se tradujo en que se ofreciera a muchos pueblos la posibilidad de comprar su jurisdicción, tras el pago al rey de los derechos de su emancipación.

El rey Felipe IV pintado por Diego de Velázquez en 1628


De manera secreta, y de espaldas al Concejo de Baza, los principales oligarcas cullarenses iniciaron una serie de negociaciones para conseguir el dinero en que la monarquía tasó la segregación de la Villa de Cúllar: 18.250 ducados de plata.

Como el vecindario del pueblo apenas podía hacer frente a tan enorme cantidad, Antón Díaz de Mata, junto con Miguel Abarca, otro gran propietario de la localidad, consiguieron que el banquero y comerciante genovés afincado en Granada,  Rolando Levanto, factor general de Su Majestad (especie de comisionado real que arrendaba la recaudación de las rentas y rendía los tributos en especie pertenecientes a la Corona) intercediera en el proceso de compra, y a través de otra familia de comerciantes genoveses, con intereses en el mercado de la lana en el Norte de Granada, los Preve y Diguerí, que aportarían el principal montante del empréstito para realizar la operación (17.000 ducados), pero con la condición de que el concejo cullarense firmase una hipoteca de préstamo con censo redimible, que habrían de pagar anualmente los vecinos del nuevo municipio.

Esta operación financiera sería una carga impositiva angustiosa en los años siguientes para los cullarenses y ocasionaría que décadas después, ante la imposibilidad de hacer frente a los pagos del empréstito, fuesen los sucesores de esta familia italiana los que compraran los derechos jurisdiccionales y se convirtieran en los Señores de Cúllar durante más de siglo y medio.

Día de la Independencia: 8 Julio de 1628

A partir de ese momento, el proceso de secesión es ya imparable. A finales de la primavera de ese año de 1628, la ciudad de Baza, en cuanto se enteró de los movimientos de su anejo, intentó por todos los medios obstaculizar las negociaciones entre el concejo de Cúllar y el Consejo de Hacienda, pero todo fue en vano, ya que las necesidades monetarias del rey Felipe IV aceleraron todo el procedimiento para la venta de la jurisdicción a favor de los vecinos  cullarenses.

Primeramente, el lunes 26 junio se firma en Baza el acta de exención de Cúllar respecto de la ciudad bastetana. Ante el juez especial comisionado por el rey, D. Juan Moreno de Aldana, se presentaron el Alcalde Mayor de Baza D. Miguel de Espinosa Flores, y D. Antón Díaz Mata, Síndico de la Villa de Cúllar, en representación de los vecinos de la localidad.

Y días después, el sábado 8 de julio de 1628 tiene lugar el acto institucional de toma de posesión de la jurisdicción de la villa de Cúllar, en una ceremonia oficial que se celebró en pleno campo, justo entre los límites de Cúllar y Baza, en la llamada Cañada de Diego Çohot, en el paraje de las Lavaderas, río de Cúllar abajo, en lo que es hoy en día el límite entre los municipios de Benamaurel (entonces también aldea y término de Baza) y Cúllar.

A primeras horas de la mañana de aquel histórico día se dieron cita en el referido lugar el juez enviado por el Rey, el citado D. Juan Moreno de Aldana, algunos regidores del Ayuntamiento de Baza y, en representación de Cúllar, su Síndico Personero del Común, Antón Díaz de Mata, así como numerosos vecinos del municipio que no quisieron perderse este histórico momento.

“Estando en término y dezmería de esta Villa de Cúllar en un cerrito que está en la cañada que llaman de Çohot, junto al camino que va a los Baños de Benzalema y de Cartagena a Sevilla y pasa por la dicha Villa de Cúllar, que es la parte en que se ha rematado dicho término y deslindado con las demás con quien confina, dado vuelta a todo él, estando presente el Señor Licenciado Juan Moreno de Aldana, Juez para dar la posesión de ella y sus términos al concejo de esta Villa, con la jurisdicción civil y criminal, alta y baja, mero mixto imperio, señorío y vasallaje, penas de cámara y de sangre, mostrencos y demás rentas jurisdiccionales que en cualquier manera le pueden pertenecer a la dicha jurisdicción, para que de aquí en adelante lo hayan y tengan para siempre jamás, por su término y jurisdicción conocidos del concejo de esta Villa, con todas su aguas estantes, corrientes y manantes, y pastos y abrevaderos, desde la hoja del monte hasta la piedra del río, y desde la piedra del río hasta la hoja del monte, con todos los demás aprovechamientos que en cualquier tiempo y por cualquier causa y razón les pueda pertenecer.

La cual no les inquieten ni perturben ningunas personas ni concejos, ni a ella ni al dicho amojonamiento y deslinde les pongan mala voz en manera alguna, declarando como declaro, que a las Justicias de la ciudad de Baza, ni los demás ministros de ella, no les ha quedado jurisdicción alguna civil ni criminal ni ejecutiva en la dicha Villa de Cúllar, ni que puedan conocer ni proceder contra vecinos en las causas y delitos que en ellos se ofrecieren, quedando como ha de quedar reservada para Su Majestad la suprema Jurisdicción y las apelaciones para la Real Chancillería de Granada en los casos que de derecho haya lugar.

Mando dar la posesión al Concejo de esta Villa y a Antonio Díaz de Mata, Personero Síndico en su nombre, en virtud del poder que tiene ante el presente escribano, para que en todo tiempo conste. Y así lo proveyó, mandó y firmó. Licenciado Moreno Aldana. Ante mí, el escribano Francisco Briceño.”

Mapa de 1931 con la ubicación del Paraje de la Cañada de Çohot donde tuvo lugar
la toma de posesión de la Jurisdicción de la Villa de Cúllar.
Coordenadas Google Maps :
(37.574177457985456, -2.6574707478313506)


Y a continuación, es el propio artífice de la independencia, Antón Díaz, el que acepta la posesión de todo el término en representación de todo el vecindario de Cúllar.

“Estando en dicho sitio y Cañada de Çohot, término y dezmería de esta Villa de Cúllar, día, mes y años dichos, el Señor Licenciado D. Juan Moreno de Aldana, en cumplimiento de dicho auto, tomó por la mano al dicho Antón Díaz de Mata, Personero Síndico de esta Villa, y dijo que le daba y dio posesión real, civil, natural de todo el dicho término amojonado y deslindado, según como en dicho auto se contiene. El cual dijo que aceptaba y aceptó la dicha posesión en nombre del gobierno de esta Villa. Y en señal de ella se paseó por todo el dicho sitio y arrancó yerbas y tiró piedras y mando salir de él a los que estaban dentro, como señor de la dicha jurisdicción y término, en nombre del Concejo de esta dicha Villa, y dijo que en dicho sitio tomaba y tomó la posesión de todo lo demás, según y cómo estaba deslindado y amojonado por su merced. Y pidió y suplicó se le dé por testimonio, y que su merced le ampare y defienda en la dicha posesión que así ha tomado y aprehendido, y el dicho señor juez dijo que amparaba y amparó en virtud de su real comisión al Concejo de esta dicha Villa de Cúllar en la dicha posesión que así le ha dado.

Y mandó que ninguna persona ni concejo se la inquiete ni perturbe, ni a ella le ponga mala voz en manera alguna, so pena de doscientos azotes y seis años de galeras y quinientos ducados para la Cámara de Su Majestad, además de caer e incurrir en las demás penas en las que caen e incurren los que quebrantas semejantes posesiones y los mandatos de Su Majestad.

Y para que sea notorio, se pregone públicamente por voz de Germán del Caz, pregonero público de la dicha Villa de Cúllar, a altas e inteligibles voces, en aquel mismo sitio la dicha posesión, y en la Villa de Cúllar y donde más sea necesario, en conformidad de el dicho auto y posesión que así se ha dado al Concejo de esta Villa, para que todos lo cumplan, so las penas referidas, y que su Merced procederá contra los inobedientes conforme a derecho.

Y lo firmó el dicho Antón Díaz de Mata, y su merced el dicho Señor Juez, y fueron testigos Don Pedro Jordán de Tortosa, vecino y regidor de la ciudad de Baza, Francisco Marín, escribano, y el alférez Miguel de Obando, estante en dicho sitio.”


Foto actual del citado paraje histórico 


A partir de ese momento y una vez obtenida la anhelada independencia, las cosas no fueron nada fáciles para el nuevo Ayuntamiento cullarense, ni tampoco para sus vecinos, pues tuvieron que hacer frente a diversos conflictos con los pueblos cercanos, la mayoría regentados por oligarcas bastetanos, por cuestiones de límites y competencias.

Así el 22 de julio, apenas dos semanas después de la toma de posesión de su jurisdicción, los nuevos regidores cullarenses tuvieron un enfrentamiento, que pudo acabar violentamente, con los gobernantes de Orce y Galera, villas que pertenecían a los marqueses de Aguilafuente, descendientes de la aristocrática familia de los Enríquez, los máximos oligarcas de la ciudad de Baza.

“El Señor licencia Juan Moreno de Aldana, juez de comisión de Su Majestad, llevando en su compañía a D. Ángel Ramón, alcalde ordinario de esta villa de Cúllar, y Pedro Ruiz de Yeste, regidor, y Francisco Marín, procurador síndico,  Pedro Abarca, Francisco García de Mena, alguacil mayor y Jerónimo de Roca, pregonero público.

Y que los susodichos iban sirviendo y acompañando al señor alférez Miguel de Ovando a quién esta cometida la medida del término de esta Villa, para que revisase los papeles y testigos de los concejos de las villas de Orce y Galera.

Y salieron todos en real comisión a los términos de la Villa de Cúllar, parte que llaman de La Boca del Barranco del Gayubar a los Colmenares Viejos, y llegando como a las 6 de la mañana, no llevando armas ofensivas ni defensivas, sino solo el señor alcalde ordinario y el alguacil mayor, y  el alférez sus espadas en la cinta.

Y llegando al Barranco del Gayubar, de un pinarico que está frontero al término de esta Villa con las de Orce y Galera, vieron cómo se levantaron gran bulto de gente, que serían como cincuenta personas, y entre ellos estaban el Gobernador general del Marqués de Ávila  Fuente y don García de Losada, Gobernador de Orce y el alguacil mayor de esa villa. Y todos tenían sus varas de Justicia en las manos en jurisdicción ajena, y con los susodichos estaba Ginés de España, escribano de la ciudad de Baza, y el licenciado Melchor de Escobedo, abogado y vecino de Baza. Y todos los demás que los acompañaban venían muy prevenidos de armas, escopetas, pistolas y espadas.

Y por el Señor Juez se dio un pregón, y los de Orce y Galera no quisieron presentar papeles ni testigos alguno, porque el abogado que estaba con ellos no quería someterse a la jurisdicción de Su Majestad. Y viendo que tenían las varas de Justicia en la mano, les dijeron que no las podían tener en el término de esta Villa de Cúllar y que quebrantaban la jurisdicción. Y no las dejaron ni quisieron bajarlas, y sus mercedes por excusar de alborotos y escándalos, muertes y otras cosas que podían ofrecer, viéndolos tan prevenidos, el Señor Juez mando a todos que se volviesen a la villa de Cúllar.

Y cuando se partía de aquel sitio vieron que estaban ocultos y escondidos otros veinte hombres en los puntales que están a la vista de aquel sitio, y luego se llegaron a juntar con los demás de Orce y Galera que allí estaban.

A todos les pareció que el Señor Juez había andado muy cuerdo, porque si hubiese intentado quitar las varas a los Gobernadores o proceder contra ellos sobre el quebrantamiento de la Jurisdicción, se hubiera producido algún disgusto”. 

Pero no solamente hubo que hacer frente a los problemas con los vecinos de Orce y Galera, sino que también se produjeron usurpaciones de monte comunal y de fincas de labor por parte de ricos propietarios de Baza, dentro del término municipal de Cúllar. Así lo denunciaba el nuevo síndico cullarense, Mateo Ibáñez Torrecillas, el 20 de octubre de 1628:

“Y estando la Villa de Cúllar en posesión de los montes, los caballeros regidores y otras personas poderosas de Baza, se hacen mercedes unos a otros y se metieron en lo amojonado y deslindado para Cúllar, talando y rompiendo  muy grandes montes de encinas, se apoderaron de la mejor tierra y abrieron 22 labores dentro de lo amojonado, imposibilitando a la Villa de Cúllar poder en su término criar ningún género de ganados.

De suerte de que el que tenía en el tiempo de la denuncia cien fanegas de tierra, hoy tiene mil, y el que entonces tenía cortadas mil encinas, hoy tiene cortadas veinte mil, y algunos es tan grande el número que tiene dos labores de a mil fanegas, y más de cien mil encinas cortadas. Y que la Justicia de la Ciudad de Baza aunque lo vea, no remedia nada, acudiendo los vecinos al Consejo de Hacienda de Población que reside en la Chancillería de Granada, pretendiendo que allí les habrá de amparar, por ser pobladores y censalistas de Su Majestad.

Y que los señores de Baza que han abierto las labores y cortado los montes son los que aquí se insertan: D. Pedro Piçarro, Baltasar de Aguilar, D. Pedro de Tarifa, D. Diego de Salazar, D. Juan Marín de Guzmán, los herederos de Pedro de Malagón, los herederos de Diego del Río, D. Pedro de Tortosa, los herederos de Francisco Ortiz, D. Miguel Talaverano, Diego de Arredondo, D. Juan de Robles, Antonio Cerero, D. Lorenzo de Santaolalla, D. García Bravo y D. Antonio de Abarca y Tarifa.”

En las décadas siguientes poco más conocemos sobre la vida y obra de Antón Díaz de Mata, que aunque fue nombrado alcalde en los primeros años posteriores a la independencia de la Villa, su figura se desvanece en la documentación oficial. Todo apunta a que pudo fallecer a finales del año 1677, ya que aparece aún vivo en el listado de vecinos para repartimiento de impuestos realizado el 30 de diciembre de 1677, mientras que su nombre no aparece ya en el primero del año siguiente, el del 31 de enero de 1678, por lo que su fallecimiento tendría lugar en los primeros días de enero de aquel año.

Sobre sus descendientes y demás destacaremos en primer lugar a uno de sus hijos, José Díaz de Mata, que contrajo matrimonio con la heredera de otra acaudalada familia de la comarca, Doña Juana del Castellar, de una rica estirpe de Orce. De esta unión, nacería D. Diego de Mata y Castellar (a partir de ese momento los descendientes omitirían en sus firmas el primer apellido Díaz, para incluir solo el “de Mata”, quizás por aparentar cierta preeminencia).

Otra de las hijas de nuestro personaje, fue Isabel Díaz de Mata, casada en 1641 con Pedro Muñoz, perteneciente a otro linaje de ricos propietarios cullarenses, y que darían lugar a la estirpe de los Muñoz de Mata, que controlarían durante décadas posteriores el Cabildo cullarense, así como la vida social y política de la Villa hasta bien entrado el siglo XVIII.

Del legado de Antón Díaz de Mata, y de su apellido, han quedado algunas referencias en la toponimia local. Así, hasta bien entrado en Siglo XIX, uno de los cortijos que componían el anejo de Pozo Iglesias era conocido por el “Cortijo de Mata”, sin duda por las grandes extensiones de tierras que la familia llegó a poseer en esta pedanía cullarense.

Del mismo modo, todavía existe la llamada “Hoya de Mata”, un paraje situado al norte de la Cañada del Abad, y espaldas de la conocida popularmente como “Campana del Diablo”.

Pero sin duda, entre todo los que nos legó la figura del ilustre cullarense fue y sigue siendo, la Calle Mata. No sabemos a ciencia cierta en que momento el municipio adoptó el segundo apellido de Antón Díaz de Mata, para dar nombre a esta vía urbana, pero ya en el Catastro de Ensenada de 1750 se constata la existencia de una veintena de casas y cuevas en el Barrio y Calle que llaman de Mata”. Además, en los padrones de repartimiento de Sal del año 1775, que se hacían casa a casa,  aparece la denominada Calle de Mata junto a las otras doce calles que componían el callejero cullarense de entonces.

Calle Mata en la actualidad



A principios del siglo XIX la calle de Mata era una de las principales en cuanto a casas y habitantes, y así consta en el padrón municipal de 1836, donde ya residían 36 familias cullarenses, justo por detrás, en cuanto a población se refiere, de los Barrancos y del Barrio de Cobos.

Como dato curioso, hemos de comentar que en enero de 1849  las propias aceras de la calle Mata se usaron como referencia para dividir en dos distritos judiciales todo el municipio de Cúllar y sus anejos, gracias a una sesión plenaria del propio Ayuntamiento, que acordó:

“Que para los juicios de conciliación y verbales y los que deban celebrarse sobre faltas con arreglo al nuevo Código Penal, recientemente aprobado por las Cortes y el Gobierno de Su Majestad, se distribuye la Población y su término en dos distritos, en esta forma:

Distrito 1º. Desde la acera izquierda de la Calle de Mata, pasando por su parte de Poniente, hasta el Puntal de la Orca. Incluyendo las cortijadas del Margen, La Vega, Amarguilla y Pozo Iglesias.

Distrito 2º. Desde la Calle de Mata en su acera derecha hasta el fin de la población por su parte de Levante. Incluyendo las cortijadas de Pulpite, Venta Quemada, Vertientes, Matián y Sahúco.”

Hoy en día, la Calle Mata sigue en el mismo sitio y  con el mismo nombre, a pesar de los continuos cambios políticos y sociales que el municipio de Cúllar ha sufrido a lo largo de los más de tres siglos que han transcurrido desde que desapareciera el cullarense Antón Díaz de Mata. Afortunadamente, su figura histórica permanece aún presente en el vetusto callejero local y en centenares de páginas y documentos, que aún subsisten en nuestro Archivo Histórico Municipal.



Bibliografía:

“Documentos Árabes sobre el Castillo de Cúllar”.- Amador Díaz García. Arráez Editores. (2015)

“Nuevos Pobladores, Nuevos Oligarcas: Facciones, Poder y Patrimonio en Cúllar, a través de un Memorial de Hipoteca de 1631.” Rafael María Girón Pascual. Revista Péndulo - Papeles de Bastitania, 12 (2011).

“La articulación territorial del noroeste del Reino de Granada entre la Edad Media y la Moderna”.- Javier Castillo Fernández. Territorio e historia en el antiguo oriente granadino. (2017).

domingo, 4 de abril de 2021

Calles con Historia (I): El Callejón de Cobos y Álvaro Yacín de los Cobos. Un Morisco Cullarense contemporáneo de Cervantes.



Prólogo

Con la  siguiente publicación, inauguramos una serie de artículos dedicados a conocer algunos de los lugares más singulares del callejero cullarense, centrándonos en los personajes de la historia de nuestra localidad que dieron nombre a estas calles. La mayoría grandes desconocidos para nuestros vecinos del Siglo XXI, pero que sin duda fueron personas muy importantes e influyentes en la vida social, económica y política de la Villa de Cúllar

En nuestra primera entrega vamos a estudiar una de las calles más desconocidas de nuestro municipio, pero con mucha historia detrás, porque lleva el nombre de uno de los linajes familiares más antiguos de Cúllar, y que nos entronca con el pasado musulmán y morisco de nuestro pueblo: La Calle Cobos.

La Calle Cobos, Callejón de Cobos o Barrio de Cobos, como indistintamente aparece en la documentación histórica, se sitúa en una zona alta y de fuertes pendientes, en la parte norte de la población, limitando  con la Calle San José en su confluencia con la carretera vieja de Murcia. Hacia abajo el Barrio se extiende, entre diversos recovecos y pequeños callejones hasta la actual Plaza de la Constitución y Calle Mayor.

Plano Callejero de Cúllar - Año 2020


Por su trazado irregular y por su mucha inclinación sobre el terreno, siempre ha sido un lugar de difícil acceso desde abajo, pero era y es el recorrido más rápido y directo para los vecinos o viajeros que entraban al pueblo por la parte norte y querían acceder más prontamente a la plaza mayor de mismo.  

En la documentación y en los mapas de época, la Calle o Callejón de Cobos, aparece situado una veces solo en la parte norte del barrio, otras veces termina en al final de la actual Calle Molineras, intersección con la Calle Mayor, y en otros mapas la extienden hasta la Calle Porche.

Plano Casco Antiguo - Año 1883


Plano Urbano - Año 1930


Sea como fuera, el Barrio de Cobos llegó a contar a mitad del Siglo XVIII con más de 30 casas (y ninguna cueva) siendo una de las principales calles de Cúllar en cuanto a población se refiere.

Pero la pregunta que nos hacemos, es por qué motivo, ya desde tiempo inmemorial, se denominó a este lugar con el apellido de una familia cullarense, de pasado musulmán primero (Los Yacini) y después morisca (Los De los Cobos). Pregunta que quizá podamos responder en parte, pero que sin duda nos llevará a conocer a todo un personaje de la historia local: Álvaro Yacín de los Cobos, un vecino de Cúllar, que le tocó vivir tiempos complejos y cuya dilatada vida bien podría ser objeto de una película de aventuras y desventuras, propia del cine histórico.

Introducción Histórica

Tras la Toma de Cúllar por Fernando el Católico en Julio de 1488, la localidad quedó en poder de una pequeña compañía de soldados castellanos, que regentó la fortaleza de la villa y que obtuvieron algunas casas por merced del Rey, en un pueblo que no pasaba de las 500 almas, la inmensa mayoría cullaríes musulmanes.

Las capitulaciones que los Reyes Católicos firmaron con todos los municipios de la Comarca de Baza y Huéscar, les permitieron elegir entre abandonar su lugar de origen o quedarse manteniendo sus ritos y costumbres mahometanos, pasando a ser vasallos de Castilla, y por tanto pagando impuestos a sus nuevos monarcas.


Familia Morisca Granadina - Siglo XVI


Algunos de ellos eligieron el camino del exilio pero otros, principalmente los moros con mayor poder social en el municipio o con grandes haciendas, decidieron permanecer en las tierras de que habían habitado sus antepasados durante más de 700 años.

Pero a partir del año 1500 todo cambió con la llegada al Reino de Granada del Cardenal Cisneros, que promulgó nuevas órdenes de conversión forzosa o expulsión de los moriscos granadinos. Sin embargo, el cobro de los impuestos para poder desligarse de sus tierras y marcharse eran muy altos, por lo que la mayoría de los moriscos (que eran artesanos o campesinos) decidieron convertirse en cristianos, aunque la mayoría continuó conservando secretamente sus creencias y costumbres.

Expulsión de los Moriscos granadinos


Este fue el caso del morisco Diego Yacín o Yacíni, que por sus méritos personales conseguiría ser nombrado Alcade perpetuo de la Villa de Cúllar en 1564, a pesar de su ascendencia musulmana, pero que como tantos, paso a formar parte de una nueva clase social: “los cristianos nuevos” que tras ser voluntariamente bautizados, y tras cambiar su nombre de pila e incluso sus apellidos, pasaron a integrarse en la nueva sociedad cullarense manteniendo parte de sus privilegios.

De Diego Yacín, casado con Catalina Jumelia, sabemos que tuvo al menos tres hijos, Diego el joven, Gonzalo y Álvaro Yacín, nuestro protagonista, nacidos a finales del primer tercio del Siglo XVI (entre 1533-1535). El primero de ellos casaría años más tarde con la descendiente de una las más  poderosas familias moriscas los “El Cadí”. Los cadíes musulmanes eran una especie jueces encargados de impartir justicia tanto en el orden civil como religioso, por lo que disfrutaban de gran respeto entre la población, ya que eran los encargados de mantener el orden y administrar justicia.

El tercero, Álvaro Yacín, que cristianizaría su nombre por el de Álvaro de los Cobos, tendría años más tarde toda una vida llena de aventuras, infortunios y desdichas que le llevaría primero a sufrir cautiverio en las cárceles berberiscas de Argel (las mismas que sufrió Miguel de Cervantes tan solo unos años mas tarde), y posteriormente ser condenado por la Santa Inquisición.

En el padrón de vecinos “Cristianos nuevos” de Cúllar de 1555, no aparece Álvaro por lo que sería aún menor de edad o no se habría casado todavía, pero si aparece como vecino morisco su hermano Diego Yacín.

El motivo por el cual eligió el apellido “De los Cobos” al cristianizarse, bien pudiera deberse como un signo de respecto hacia familias nobles, como la del alto funcionario, natural de Úbeda, D. Francisco de los Cobos y Molina, Secretario personal y mano derecha del emperador Carlos V durante gran parte de aquel siglo. Además su hermano Diego Yacín también modificaría su nombre árabe por el de Diego de los Cobos (idéntico nombre que el del hijo primogénito del Secretario del Emperador, Diego de los  Cobos y Mendoza). Aunque también se pudiera deber a que la hermana del importante Secretario ubetense, doña Isabel de los Cobos, estuvo casada con Andrés de Torres, regidor de la ciudad de Baza.

Don Francisco de los Cobos y Molina
Secretario de Carlos V

Así las cosas llegamos al año 1568 cuando comienza la Guerra de la Rebelión de los Moriscos del Reino de Granada. En un primer momento la Villa de Cúllar, y todas las demás del Altiplano permanecen leales al Rey Felipe II, pero a finales del verano de 1569, y tras la toma de la Villa de Serón por los rebeldes moriscos procedentes de las Alpujarras y encabezados por Aben Humeya, gran parte de la población morisca de Cúllar se une, de buen grado o la fuerza, a la rebelión.

Así lo narraba dos días más tarde el gobernador y responsable militar del distrito de Baza, Don Antonio de Luna, en una carta dirigida a Don Juan de Austria, hermanastro del rey y General en Jefe de los ejércitos expedicionarios cristianos:

"Lo que ahora hay de nuevo es que el miércoles en la noche, a la prima (seis de la mañana), vinieron cantidad de moros -y a lo que dicen eran más de mil- a un lugar de esta hoya que se llama Cúllar, que es cuatro leguas de esta ciudad de Baza y le levantaron y se fueron todos. Estaban en el lugar setenta soldados. Retiraronsé a un fuertezuelo que allí tenían; arcabuzearonsé con los moros, mataron ocho moros y los moros mataron tres cristianos vecinos del lugar, pero soldados no mataron ninguno. Esto era, como digo, a prima noche y cuando me vino la nueva de ello era al alba. Y luego a la hora envié de la gente que aquí había, caballos e infantería, cuando llegaron ya eran todos idos. Era lugar de 300 vecinos (250 familias de moriscos y 50 de cristianos viejos). Tenían ya llevadas todas sus haciendas. Dejaron algún pan, quemaron algunas casas y pegaron fuego a la iglesia. Quedan agora tres lugares solos en esta Hoya de cinco que eran. Tengo entendido que con mucha brevedad harán lo mismo en los otros pueblos”.

A partir de ese momento, nuestro pueblo permaneció deshabitado, vigilado apenas por destacamentos volantes del Rey para las escoltas de víveres y municiones que llegaban desde el reino de Murcia.

Guerra de las Alpujarras


Como nota curiosa, queremos destacar que entre los cullarenses moriscos que se unieron a la Rebelión, se encontraba Juana García que llegó a ser persona muy cercana al proclamado Rey de las Alpujarras, Aben Aboó, primo de Abén Humeya, y participó activamente en la revuelta morisca de Las Alpujarras. Tras el asesinato de su primo (20 de octubre de 1569) ocupó su lugar como rey de los moriscos andaluces. Aben Aboó trató de mantener la rebelión, pero ya a finales de 1570 estaba casi totalmente sofocada y fue asesinado el 13 de marzo de 1571 por algunos de sus hombres, comprados por los cristianos, en Bérchules, donde trataba de resistir con el reducido grupo de fieles que le quedaba.

Meses después encontramos a la citada morisca cullarense en el Auto General de Fe que contra los sublevados llevó acabo la Inquisición de Granada.

“Juana García, moza, vecina de Cúllar, jurisdicción de Baza. Hija de Juan García, labrador, amiga del segundo tirano Abenabó, porque con otras personas se alzó  con los demás moros de su pueblo y se fue a las Alpujarras, y se puso nombre de mora, hizo Alguado y Zala (oraciones rituales purificadoras), y ayunó el Ramadán, hizo Cohor (cena copiosa nocturna durante los días de Ramadán) y rezo oraciones de moros teniendo y creyendo por buena ley la de los moros y  creyendo por buena ley la de los moros y pensando por ella ir a la gloria: Fue Condenada a hábito y cárcel por tres años y se le quito luego el hábito por ser esclava…”

Pero volvamos al protagonista de nuestra historia. Tras la huida de los moriscos de Cúllar hacia el Río Almanzora, Álvaro Yacín decidió quedarse en la Villa, Su participación en la Sublevación Morisca resulta bastante ambigua y rocambolesca.

Parece ser que ayudó con sus bienes y hacienda a los pocos cristianos viejos que quedaron en Cúllar, y que en Febrero de 1570, cuando el Comandante en Jefe de las Tropas Cristianas, Don Juan de Austria, puso cerco a los moriscos sublevados de Galera, se ofreció para hacer de intermediador e  intentó que los rebeldes de Galera se rindieran, siendo hecho prisionero por los moros rebelados y enviado como esclavo a Argel.

Puerto de Argel - Siglo XVI


Esta es la versión de los hechos que se encuentra dentro del proceso judicial ante la Santa Inquisición del que fue objeto el morisco cullarense, cinco años después, en el año 1575:

“Álvaro de los Cobos Yacíni, morisco, vecino de Cúllar, Tierra de Baza. Fue testificado por un testigo hombre, de haberse ido a Berbería y tornádose moro. Fue preso y confesó una larga historia de cómo en el levantamiento había ido de Orce a a Galera a pedir a los moros levantados de aquel lugar que no hiciesen mal al suyo. Y allí le habían preso y después vendido a otros, llevado a Berbería donde trayéndole en almoneda como cristiano.”

Y esta es su propia versión, que aparece en un suplicatorio al Rey, realizado años más tarde para que se le reconociera sus años de servicios a la monarquía.

“En la Rebelión de los Moriscos del Reino de Granada, hizo muy señalados servicios y gastos de su hacienda por dar como dio el sustento necesario a los soldados que estaban en la dicha fortaleza de Cúllar, sirviendo además de esto con su persona, armas y caballos. Hasta que con orden del Serenísimo D. Juan de Austria, fue a los moros de Galera para que se diesen de paz. Y a este tiempo le salieron al encuentro una gran tropa de moros de Galera y turcos y le cautivaron con otros cuatro que le acompañaban y le llevaron a Argel donde estuvieron mucho tiempo cautivos.”

Don Juan de Austria


Lo cierto que Álvaro de los Cobos, dio con sus huesos en las sombrías cárceles de la ciudad de Argel, donde miles de cautivos españoles sufrían las penalidades de los presidios africanos a la espera de que sus familiares en España reunieran el suficiente dinero para pagar su rescate, tal y como le ocurrió al insigne escritor D. Miguel de Cervantes Saavedra, que estuvo preso en el mismo lugar, cuatro años después. Por lo que nuestro paisano y el autor de El Quijote, sufrieron por la misma época las penalidades de los cárceles berberiscas en el mismo presidio.

Cárcel del Baño Real de Argel
(Donde sufrieron cautiverio Miguel de Cervantes y el cullarense Álvaro de los Cobos)


El cómo pudo escapar de las cárceles berberiscas y volver a la península, lo relata el propio Álvaro en el pedimento Real al que hemos hecho referencia anteriormente: “…Y que estando cautivo, por su buen ardid, se vino en un barco juntamente con los que con el fueron y un sacerdote de misa. Habiendo aportado a la ciudad de Almería, aguardo orden del señor D. Juan de Austria de lo que había de hacer, el cual se la dio que fuese a ocupar su alcaldía y halló que el Rey, mi señor y padre, había enajenado la dicha vara de Alcalde de Cúllar con las demás de la Hoya y lugares de la dicha ciudad de Baza a favor de sus pobladores, y que mientras buscosé alguna Cabalgada (Tropa de jinetes que salía a recorrer el campo enemigo en busca de algún botín o apresamiento) y para ello se unió a D. García de Villarroel, Capitán Militar de Almería".

En su cautiverio de Argel, subsistiría  Álvaro de los Cobos por espacio de casi un par de años, desde febrero de 1570 hasta finales de 1571, ya que en primeros del nuevo año de 1572 lo encontramos de nuevo en Cúllar, donde es elegido como uno de los peritos locales de ascendencia morisca, que serían imprescindibles a la hora de comenzar el repartimiento de los bienes confiscados por la Corona a los habitantes cullarenses que habían apoyado la rebelión.

El caso es que principios del nuevo año de 1572, y después de tres años de Guerra, la Corona se incautó de todos los bienes de moriscos, tomando la posesión jurídica de los mismos en la Parroquia de Cúllar el 22 de enero de 1572, a cargo del Comisionado Real, licenciado Jerónimo de Ribera estando “en la Iglesia parroquial de nuestra señora Santa María de la dicha villa  en nombre de Su Majestad y por virtud de su real provisión  dijo que en su real nombre tomaba y tomó la posesión, real, corporal, actual, y generalmente de todas las posesiones que hay en la dicha villa y su término  de los dichos moriscos”.

Pero para delimitar y conocer todas las haciendas de los moriscos, era necesario contar con personas de experiencia, tanto cristianos nuevos como cristianos viejos, para que actuaran como peritos conocedores de las tierras confiscadas y los sistemas de riegos en la Vega, eran los llamados “Seises”. Para ello nombraron a Francisco Prieto y Alfonso Moreno, cristianos viejos de Cúllar, y a Álvaro Gómez y Álvaro Yacín, moriscos también del lugar.

Sin duda es especialmente interesante la información que aportaron estos expertos locales definiendo como era la Villa de Cúllar anterior a la rebelión, ya que en sus declaraciones juradas ante el Comisionado del Rey,  aportan datos como estos: “que la Villa de Cúllar solía tener antes de la Rebelión, moriscos y cristianos viejos unos 200 vecinos. Los dichos moriscos tenían 216 casas y 33 los cristianos viejos. Y al presente las casas habitables de moriscos eran 126 y las otras ciento estaban inhabitables. Y las 33 casas de cristianos viejos estaban la mayoría quemadas. La Iglesia Parroquial de dicha villa está bajo la advocación de Nuestra Señora. Esta quemada la sacristía y toda la Iglesia ahumada. Fáltanle dos rejas de hierro de ventanas y tres campanas y la pila bautismal y los cajones de la sacristía.”

En cuanto a las Aguas que tiene la Villa, declararon los peritos que se toman de una fuente que está encima de la villa un cuarto de legua, que se llama Ralgaemí (Rozaimí) que quiere decir la cabeza del agua, así como de otras fuentes pequeñas que abajo se toman. Con esta agua riegan todas las heredades de la Villa y da una vuelta de 22 en 22 días. Es toda esta agua propiedad de los moriscos de la dicha villa, excepto la tercia parte que pertenece al Monasterio de San Jerónimo de Baza.

Tienen además dichos moriscos  un horno de cocer pan y la cuarta parte de otro horno. Tienen también tres molinos harineros. Son suyas 955 fanegas de tierra de riego de sembradura y de puño, así como 1.420 fanegas de secano. En cuanto a viñas tienen los Moriscos 400 marjales de viñas y arbolado de todos frutales. Y 200 onzas  de cría de seda  de hojas de morales.”

En esa misma fecha, el Juez Comisionado por el Rey, Jerónimo de Ribera, también  procedió a Apeo Deslinde y Amojonamiento de las haciendas confiscadas a los moriscos que estaban enclavadas en los terrenos correspondientes a Cúllar. Por lo cual se señalaron los límites con los términos de Benamaurel, Baza, Lúcar, Serón, Oria, Vélez, Orce y Galera, que serían de vital importancia cuando medio siglo después, en 1628, obtenga su independencia de la ciudad de Baza, a la que por entonces todavía pertenecía.

A partir de ese momento, los Moriscos de Cúllar (más de 250 familias) que no habían muerto o sido esclavizados en la guerra, fueron expulsados y desterrados por toda Castilla con prohibición de volver al Reino de Granada. La de los Cobos fue una de las escasas familias (dos o tres) a las que se permitió vivir en Cúllar junto a los antiguos vecinos cristianos y los nuevos pobladores que llegados de distintas partes de a Corona de Castilla, colonizaron el lugar y obtuvieron en "suerte" las casas y tierras de los moriscos.

Así las cosas, todo apuntaba a que Álvaro de los Cobos, y con él toda su familia, volvería adquirir prestigio social en el pueblo, gracias a los servicios que había hecho a la Corona, y esperaba por tanto volver regentar la Alcaldía de la Villa.

Pero todo se quebró de pronto cuando fue denunciado, nunca sabremos por quien, ante el Tribunal de la Inquisición por sus antecedentes mahometanos, y su ambigua participación en el conflicto morisco.

Auto de Fe del Tribunal de la Inquisición


El 24 de Mayo de 1575 tuvo lugar un gran Auto de Fé en Granada Capital donde fueron condenados centenares de moriscos, entre ellos nuestro paisano Álvaro Yacín de los Cobos. Esta fue su acusación y la pena impuesta en este gran proceso judicial:

“Álvaro de los Cobos Yacíni, morisco, vecino de Cúllar, Tierra de Baza. Fue testificado por un testigo hombre (acusador anónimo), de haberse ido a Berbería y tornádose moro. El procesado dijo en su defensa, que el tiempo de su cautiverio en
Argel, expuso a sus captores “que era moro como ellos pero que nunca hizo cosas de moro y que siempre estuvo entre los cristianos. Y después tornado a traer en galeota para que buscase alguna cabalgada y que él se había huido a D. García de Villarroel, Capitán de Almería. Estuvo negativo a la acusación y publicación y alego defensa. Y después de esto pidió audiencia y dijo que estando en Argel, él había dicho que él era moro, y fue moro y tuvo la ley de los moros por buena, y se pensó salvar en ella, pero que le duro poco tiempo y así no hizo ceremonia alguna. Fue reconciliado con hábito y cárcel perpetua y galeras por tres años”.

A partir de ese momento poco sabemos de sus nueva situación penal, toda vez que al menos pudo salvar la vida, y que por entonces la cadena perpetua no era del todo efectiva, ya que las cárceles de la Inquisición estaban llenas de procesados, y además la pena de galeras se podía extinguir a los dos años remando como galeote en los barcos del Rey.

El siguiente documento histórico sobre él y su familia tiene fecha de 16 de Octubre de 1577, es decir casi dos años y medio después de iniciar su condena, y está firmado por su propio hermano, Diego Yacín de los Cobos. Se trata de un poder notarial que da a su cuñado (residente entonces cerca de la corte de Madrid), para que pueda defender en su nombre y ante el Rey Felipe II una petición para poder recuperar sus casas y haciendas

 “Sepan cuantos esta carta de poder vieren, como yo, Diego Yacín de los Cobos, cristiano nuevo, vecino de la Villa de Cúllar, jurisdicción de esta Ciudad de Baza, hijo de Diego Yacín, Alcalde Perpetuo que fue de la dicha villa, otorgo todo mi poder por esta carta a Luis el Cadí, mi cuñado, vecino al presente de Caramanchel el Alto, (actual barrio madrileño de Carabanchel) que estáis ausente, especialmente para que por mí y en mi nombre como yo mismo, podáis parecer y parezcáis ante Su Majestad, y le pidáis y supliquéis mande dar su Real Cédula o cualquier otro recado, para que se lleve ante Su Majestad la información y diligencias que hizo el serenísimo Presidente en la Real Audiencia de Granada, sobre la lealtad y servicios que hicimos a Su Majestad, yo y Álvaro Yacín, mi hermano, en el tiempo del levantamiento de este Reino, para que visto por Su Majestad, nos haga merced a mí y al dicho mi hermano, de dejarnos vivir en dicho Reino de Granada, y de darnos nuestras casas y haciendas, y mandar que con nosotros no se entiendan los bandos publicados contra los moriscos del dicho Reino, y sobre lo susodicho y cada cosa de ello podáis hacer y hagáis diligencias. Que fecho en Baza a 16 días del mes de octubre de mil e quinientos y setenta y siete años.”

Sin duda alguna, por esas fechas su hermano Álvaro seguiría aun cumpliendo condena, toda vez que el poder notarial lo firma Diego por si solo y en ausencia de su hermano, aunque la petición al monarca la hace en nombre de los dos.

Finalmente tras cumplir su condena volvió a Cúllar, pobre y endeudado. En 1584 se ve envuelto en diversos juicios y procesos, entre ellos la muerte de un vecino de Orce, por lo que fue condenado a pagar 20.000 maravedíes a la familia del finado.

El y su familia fueron de los pocos Moriscos que quedaron en el lugar tras la expulsión decretada en 1585, y décadas después obtuvo el reconocimiento de sus servicios a la Corona por el nuevo monarca, Felipe III, que de esta forma le agradecía sus méritos personales años atrás:

“En la Rebelión de los Moriscos del Reino de Granada, hizo muy señalados servicios y gastos de su hacienda por dar como dio el sustento necesario a los soldados que estaban en la dicha fortaleza de Cúllar, sirviendo además de esto con su persona, armas y caballos. Hasta que con orden del Serenísimo D. Juan de Austria, mi tío, fue a los moros de Galera para que se diesen de paz. Y a este tiempo le salieron al encuentro una gran tropa de moros de Galera y turcos y le cautivaron con otros cuatro que le acompañaban y le llevaron a Argel donde estuvieron mucho tiempo cautivos. Y que en este tiempo le llevaron cuanto le había quedado, con la merced que tenía de dichos oficios. Y que estando cautivo por su buen ardid se vino en un barco juntamente con los que con el fueron y un sacerdote de misa. Habiendo a portado a la ciudad de Almería, aguardo orden del señor D. Juan de Austria de lo que había de hacer. El cual se la dio que fuese a ocupar su alcaldía y halló que el Rey, mi señor y padre, había enajenado la dicha vara de Alcalde con las demás de la Hoya y lugares de la dicha ciudad de Baza a favor de sus pobladores”.

Álvaro de los Cobos, ya anciano, aún vivía a finales de aquel Siglo, los sabemos porque entre 1593 y 1597 aparece como testigo “de unos 60 años de edad poco más o menos” en varios procedimientos oficiales debido a su edad y experiencia como perito, en uno de ellos incluso actuó, por el rompimiento de los montes comunales, en contra de los nuevos vecinos que habían llegado años antes desde Castilla para repoblar Cúllar tras la expulsión de los moriscos. 

Incluso pudo tener la oportunidad (nunca lo sabremos) de conocer al ilustre novelista, Don Miguel de Cervantes, cuando éste acudió como Recaudador de Impuestos  a Baza, en Septiembre de 1594, a cobrar más de 34.000 maravedíes de deuda que tenían los pueblos de la Tierra de Baza, incluida la Villa de Cúllar, con la Hacienda Real.

A partir de 1597, nada más sabemos de la biografía personal de Álvaro Yacín de los Cobos

D. Miguel de Cervantes y Saavedra
(Contemporáneo de nuestro protagonista y cuyos caminos en la vida
estuvieron muy cerca de cruzarse en varias ocasiones)


Afortunadamente, el resultado final de tantos sufrimientos y penalidades se vería recompensado definitivamente cuando  Baltasar Hacen de los Cobos (hijo o familiar cercano de Álvaro), heredaría en 1619 la Alcaldía honoraria de la fortaleza cullarense y seguramente sus descendientes se integrarían en la nueva sociedad de los repobladores cristianos, dando su apellido a una de las más antiguas calles de nuestra localidad, la Calle “de Cobos”.

Familiares de este linaje cullarense serían Diego de Cobos, que aparece en el  libro de matrimonios de la Parroquia de 1617 casado con Magdalena Gómez (posiblemente también de ascendencia morisca).

En 1628, con motivo de la confección del Padrón de Vecinos para el procedimiento de Exención de la Villa de Cúllar de la Ciudad de Baza, encontramos varias familias con el apellido Cobos, entre ella la del Alguacil Menor, Diego de los Cobos.

En 1662, en listado vecinal del Registro de Trigo, aparece entre los mayores propietarios Juan de Cobos, con 40 fanegas de cereal acopiado. Así como un familiar suyo, Cristóbal de Cobos, con 6 fanegas de trigo.

Más de Veinte años después, en 1668, el Cabildo del Ayuntamiento de Cúllar nombra como peritos aforadores del vino del país de aquel año,  para contabilizar el número de arrobas de vino que cada cosechero tenía en sus bodegas, a Sebastián Tello y a Cristóbal de Cobos. Por cierto, y para los aficionados al vino de la tierra, el total de arrobas de aquella cosecha ascendió a 1.312 arrobas. El número vecinos cosecheros era de unos 34.

Entrado ya el Siglo XVIII, en 1706 en el listado de eclesiásticos de la Villa y las personas que vivían con ellos en sus casas, encontramos como mozo del clérigo Don Miguel Pérez Malagón, a un tal Sebastián de Cobos.

Calle Cobos en la actualidad


Un pariente de éste último, quizá  sobrino suyo, aparece el Catastro de Ensenada de 1752 viviendo precisamente en la calle Cobos: “Salvador de Cobos. Labrador de 40 años casado con Matea Lorente. Posee una casa en esta Villa en el Barrio y Callejón de Cobos, con dos de terminados y diez varas de frente y cinco de fondo; propia asimismo de Salvador de Cobos, linde por levante con el callejón que va a las Eras, y sur calle que va a la Plaza.”

Un total de 30 vecinos y sus casas residen en el momento de la realización del Catastro de Ensenada en el Barrio o Callejón de Cobos, que es como aparece denominado este rincón cullarense. Pero lo que quizás llama más la atención, es que era una zona habitada por muchas mujeres viudas o doncellas solteras con pocos recursos económicos, quizás por ser un barrio muy humilde y de escaso valor catastral.

Gracias a la información que aparece en las páginas del citado Catastro, incluso conocemos la existencia de un horno en la dicha calle, propiedad de “Doña Rita Pérez Malagón, vecina de la Ciudad de Baza, la cual posee un Horno de Pan Cocer en esta Villa en el Callejón de Cobos.”

La estirpe de Los Cobos también se reflejó en la Toponimia rural. En un acuerdo del Ayuntamiento de 1763, sobre la necesidad de reparar los sistemas de riego en la Vega de Cúllar debido a las constantes riadas, nos encontramos con el paraje llamado de las Mimbreras de Cobos, situado a unos dos kilómetros al sur de la población y junto al Río Cúllar: “Sus Mercedes, D. Diego de Heredia Barrionuevo, Gobernador; Diego Tello Hernández y Félix Cañadas, Alcaldes; Gabriel Baptista López y Agustín Martínez Sarabia, Regidores; dijeron: Que con motivo de las muchas avenidas acaecidas en el próximo año pasado, y principios del corriente por la Vega de esta Villa, han resultado diferentes quebrados sus cazes, acequias principales y particulares, por las que se riegan las principales haciendas de la Real Población, y que para su remedio habían dado los Señores Alcaldes varias providencias, sacando cuadrillas de gentes para su composición, y habiendo reconocido que las paradas que se levantan en las Mimbreras que llaman de Cobos o Malagón, a media legua de la población, que daban riego a parte del Pago de la Gorfa, a el del Sesteríco, Cañada de las Pasas, hasta llegar al de Canén, se hallan destruidas en un todo al presente…”

De manera oficial la Calle Cobos aparece formando parte del callejero público de la Villa en 1775, y gracias al listado del Repartimiento de Sal de ese año, conocemos los nombres de las principales Calles y Barrios de la Villa por primera vez:

“Calle del Ángel, Calle de los Mesones, Callejón de Cobos, Calle de San Joseph, La Plaza, Calle de Pérez, Calle de Mata, Calle de Bendo, Barrio de San Antonio, San Agustín Calle Polonia García, Barranco, Calle de la Zanaca, Calle Baja (u Honda), y Calle del Mentidero”.

Edificaciones mas antiguas del Barrio de Cobos


Ya en el Siglo XIX, en Marzo de 1836, el Ayuntamiento realiza un detallado padrón de vecinos, tanto del casco urbano del pueblo como de los anejos, donde aparecen los nombres de cada cabeza de familia y la calle donde viven. El Callejón de Cobos continúa siendo uno de los barrios más poblados de la Villa, detrás del Barranco Primero, con 40 vecinos censados (algo menos de 200 habitantes).

Vecindario y Callejero de 1836:

“Barrio del Puntal 25 vecinos, Barrio del Ángel 16, Barrio de Mesones 28, Callejón de Cobos 40, Cuesta Turrillas 14, Barrio de San José 25, Calle de Pérez 27, Plaza Real 12, Calle de Mata 36, Calle del Horno 20, Calle del Vendo 25, Calle Empedrada 17, Barrio de la Eras 14, Barranco 1º 49, Barranco 2º 28, Barranco 3º 27, Calle de San Agustín 21, Calle de San Antonio 13, Calle Real 24, Calle del Baño 8, Calle del Fuerte 7, Calle de la Peña 11, Zanaca 24, Calle Onda 8 vecinos.”

Hoy en día, el Barrio de Cobos, como gran parte del casco histórico de Cúllar,  se encuentra muy despoblado, con algunas casas de cierta antigüedad restauradas, y otras vacías a la espera de la piqueta o de reformas que las hagan habitables por sus propietarios. El confín de callejuelas y rincones típicos sigue siendo peculiar a pesar de ciertos excesos urbanísticos que se realizaron en los años 70 y 80 del siglo pasado, no obstante mantiene cierto encanto de tiempos pasados, ahora que conocemos algo más sobre su historia.

Perspectiva del Callejón de Cobos 


Casi quinientos años después, el Apellido Cobos sigue siendo bastante común en el Cúllar del Siglo XXI. Si a los descendientes actuales de Don Álvaro Yacín de los Cobos les ha servido para algo, conocer parte de la memoria de tan glorioso antepasado, que compartió momentos históricos con personajes como D. Juan de Austria o el propio Miguel de Cervantes, nos habremos sentido agradecidos por la lectura de este artículo.


Nota Final:

Para la elaboración de esta publicación hemos contado con la inestimable colaboración del Doctor en Historia por la Universidad de Granada, Javier Castillo. Nuestro historiador local nos ha proporcionado toda la documentación referente a la etapa morisca de Cúllar durante los Siglos XVI y XVII.

Además agradecer a Juan Antonio Carrión Sánchez los datos obtenidos del Catastro del Marques de la  Ensenada referentes a nuestro municipio y que hemos utilizado en este artículo. Inmensa investigación documental, aún pendiente de publicación, y que sin duda servirá a todos los amantes de la historia local, a conocer mejor nuestro pasado común.

Blog Tierra de Cúllar

Por Lope de Cúllar y Adrián Castillo


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