Documento Archivo Historico

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Archivo Historico de Cúllar. Siglo XVIII

domingo, 4 de abril de 2021

Calles con Historia (I): El Callejón de Cobos y Álvaro Yacín de los Cobos. Un Morisco Cullarense contemporáneo de Cervantes.



Prólogo

Con la  siguiente publicación, inauguramos una serie de artículos dedicados a conocer algunos de los lugares más singulares del callejero cullarense, centrándonos en los personajes de la historia de nuestra localidad que dieron nombre a estas calles. La mayoría grandes desconocidos para nuestros vecinos del Siglo XXI, pero que sin duda fueron personas muy importantes e influyentes en la vida social, económica y política de la Villa de Cúllar

En nuestra primera entrega vamos a estudiar una de las calles más desconocidas de nuestro municipio, pero con mucha historia detrás, porque lleva el nombre de uno de los linajes familiares más antiguos de Cúllar, y que nos entronca con el pasado musulmán y morisco de nuestro pueblo: La Calle Cobos.

La Calle Cobos, Callejón de Cobos o Barrio de Cobos, como indistintamente aparece en la documentación histórica, se sitúa en una zona alta y de fuertes pendientes, en la parte norte de la población, limitando  con la Calle San José en su confluencia con la carretera vieja de Murcia. Hacia abajo el Barrio se extiende, entre diversos recovecos y pequeños callejones hasta la actual Plaza de la Constitución y Calle Mayor.

Plano Callejero de Cúllar - Año 2020


Por su trazado irregular y por su mucha inclinación sobre el terreno, siempre ha sido un lugar de difícil acceso desde abajo, pero era y es el recorrido más rápido y directo para los vecinos o viajeros que entraban al pueblo por la parte norte y querían acceder más prontamente a la plaza mayor de mismo.  

En la documentación y en los mapas de época, la Calle o Callejón de Cobos, aparece situado una veces solo en la parte norte del barrio, otras veces termina en al final de la actual Calle Molineras, intersección con la Calle Mayor, y en otros mapas la extienden hasta la Calle Porche.

Plano Casco Antiguo - Año 1883


Plano Urbano - Año 1930


Sea como fuera, el Barrio de Cobos llegó a contar a mitad del Siglo XVIII con más de 30 casas (y ninguna cueva) siendo una de las principales calles de Cúllar en cuanto a población se refiere.

Pero la pregunta que nos hacemos, es por qué motivo, ya desde tiempo inmemorial, se denominó a este lugar con el apellido de una familia cullarense, de pasado musulmán primero (Los Yacini) y después morisca (Los De los Cobos). Pregunta que quizá podamos responder en parte, pero que sin duda nos llevará a conocer a todo un personaje de la historia local: Álvaro Yacín de los Cobos, un vecino de Cúllar, que le tocó vivir tiempos complejos y cuya dilatada vida bien podría ser objeto de una película de aventuras y desventuras, propia del cine histórico.

Introducción Histórica

Tras la Toma de Cúllar por Fernando el Católico en Julio de 1488, la localidad quedó en poder de una pequeña compañía de soldados castellanos, que regentó la fortaleza de la villa y que obtuvieron algunas casas por merced del Rey, en un pueblo que no pasaba de las 500 almas, la inmensa mayoría cullaríes musulmanes.

Las capitulaciones que los Reyes Católicos firmaron con todos los municipios de la Comarca de Baza y Huéscar, les permitieron elegir entre abandonar su lugar de origen o quedarse manteniendo sus ritos y costumbres mahometanos, pasando a ser vasallos de Castilla, y por tanto pagando impuestos a sus nuevos monarcas.


Familia Morisca Granadina - Siglo XVI


Algunos de ellos eligieron el camino del exilio pero otros, principalmente los moros con mayor poder social en el municipio o con grandes haciendas, decidieron permanecer en las tierras de que habían habitado sus antepasados durante más de 700 años.

Pero a partir del año 1500 todo cambió con la llegada al Reino de Granada del Cardenal Cisneros, que promulgó nuevas órdenes de conversión forzosa o expulsión de los moriscos granadinos. Sin embargo, el cobro de los impuestos para poder desligarse de sus tierras y marcharse eran muy altos, por lo que la mayoría de los moriscos (que eran artesanos o campesinos) decidieron convertirse en cristianos, aunque la mayoría continuó conservando secretamente sus creencias y costumbres.

Expulsión de los Moriscos granadinos


Este fue el caso del morisco Diego Yacín o Yacíni, que por sus méritos personales conseguiría ser nombrado Alcade perpetuo de la Villa de Cúllar en 1564, a pesar de su ascendencia musulmana, pero que como tantos, paso a formar parte de una nueva clase social: “los cristianos nuevos” que tras ser voluntariamente bautizados, y tras cambiar su nombre de pila e incluso sus apellidos, pasaron a integrarse en la nueva sociedad cullarense manteniendo parte de sus privilegios.

De Diego Yacín, casado con Catalina Jumelia, sabemos que tuvo al menos tres hijos, Diego el joven, Gonzalo y Álvaro Yacín, nuestro protagonista, nacidos a finales del primer tercio del Siglo XVI (entre 1533-1535). El primero de ellos casaría años más tarde con la descendiente de una las más  poderosas familias moriscas los “El Cadí”. Los cadíes musulmanes eran una especie jueces encargados de impartir justicia tanto en el orden civil como religioso, por lo que disfrutaban de gran respeto entre la población, ya que eran los encargados de mantener el orden y administrar justicia.

El tercero, Álvaro Yacín, que cristianizaría su nombre por el de Álvaro de los Cobos, tendría años más tarde toda una vida llena de aventuras, infortunios y desdichas que le llevaría primero a sufrir cautiverio en las cárceles berberiscas de Argel (las mismas que sufrió Miguel de Cervantes tan solo unos años mas tarde), y posteriormente ser condenado por la Santa Inquisición.

En el padrón de vecinos “Cristianos nuevos” de Cúllar de 1555, no aparece Álvaro por lo que sería aún menor de edad o no se habría casado todavía, pero si aparece como vecino morisco su hermano Diego Yacín.

El motivo por el cual eligió el apellido “De los Cobos” al cristianizarse, bien pudiera deberse como un signo de respecto hacia familias nobles, como la del alto funcionario, natural de Úbeda, D. Francisco de los Cobos y Molina, Secretario personal y mano derecha del emperador Carlos V durante gran parte de aquel siglo. Además su hermano Diego Yacín también modificaría su nombre árabe por el de Diego de los Cobos (idéntico nombre que el del hijo primogénito del Secretario del Emperador, Diego de los  Cobos y Mendoza). Aunque también se pudiera deber a que la hermana del importante Secretario ubetense, doña Isabel de los Cobos, estuvo casada con Andrés de Torres, regidor de la ciudad de Baza.

Don Francisco de los Cobos y Molina
Secretario de Carlos V

Así las cosas llegamos al año 1568 cuando comienza la Guerra de la Rebelión de los Moriscos del Reino de Granada. En un primer momento la Villa de Cúllar, y todas las demás del Altiplano permanecen leales al Rey Felipe II, pero a finales del verano de 1569, y tras la toma de la Villa de Serón por los rebeldes moriscos procedentes de las Alpujarras y encabezados por Aben Humeya, gran parte de la población morisca de Cúllar se une, de buen grado o la fuerza, a la rebelión.

Así lo narraba dos días más tarde el gobernador y responsable militar del distrito de Baza, Don Antonio de Luna, en una carta dirigida a Don Juan de Austria, hermanastro del rey y General en Jefe de los ejércitos expedicionarios cristianos:

"Lo que ahora hay de nuevo es que el miércoles en la noche, a la prima (seis de la mañana), vinieron cantidad de moros -y a lo que dicen eran más de mil- a un lugar de esta hoya que se llama Cúllar, que es cuatro leguas de esta ciudad de Baza y le levantaron y se fueron todos. Estaban en el lugar setenta soldados. Retiraronsé a un fuertezuelo que allí tenían; arcabuzearonsé con los moros, mataron ocho moros y los moros mataron tres cristianos vecinos del lugar, pero soldados no mataron ninguno. Esto era, como digo, a prima noche y cuando me vino la nueva de ello era al alba. Y luego a la hora envié de la gente que aquí había, caballos e infantería, cuando llegaron ya eran todos idos. Era lugar de 300 vecinos (250 familias de moriscos y 50 de cristianos viejos). Tenían ya llevadas todas sus haciendas. Dejaron algún pan, quemaron algunas casas y pegaron fuego a la iglesia. Quedan agora tres lugares solos en esta Hoya de cinco que eran. Tengo entendido que con mucha brevedad harán lo mismo en los otros pueblos”.

A partir de ese momento, nuestro pueblo permaneció deshabitado, vigilado apenas por destacamentos volantes del Rey para las escoltas de víveres y municiones que llegaban desde el reino de Murcia.

Guerra de las Alpujarras


Como nota curiosa, queremos destacar que entre los cullarenses moriscos que se unieron a la Rebelión, se encontraba Juana García que llegó a ser persona muy cercana al proclamado Rey de las Alpujarras, Aben Aboó, primo de Abén Humeya, y participó activamente en la revuelta morisca de Las Alpujarras. Tras el asesinato de su primo (20 de octubre de 1569) ocupó su lugar como rey de los moriscos andaluces. Aben Aboó trató de mantener la rebelión, pero ya a finales de 1570 estaba casi totalmente sofocada y fue asesinado el 13 de marzo de 1571 por algunos de sus hombres, comprados por los cristianos, en Bérchules, donde trataba de resistir con el reducido grupo de fieles que le quedaba.

Meses después encontramos a la citada morisca cullarense en el Auto General de Fe que contra los sublevados llevó acabo la Inquisición de Granada.

“Juana García, moza, vecina de Cúllar, jurisdicción de Baza. Hija de Juan García, labrador, amiga del segundo tirano Abenabó, porque con otras personas se alzó  con los demás moros de su pueblo y se fue a las Alpujarras, y se puso nombre de mora, hizo Alguado y Zala (oraciones rituales purificadoras), y ayunó el Ramadán, hizo Cohor (cena copiosa nocturna durante los días de Ramadán) y rezo oraciones de moros teniendo y creyendo por buena ley la de los moros y  creyendo por buena ley la de los moros y pensando por ella ir a la gloria: Fue Condenada a hábito y cárcel por tres años y se le quito luego el hábito por ser esclava…”

Pero volvamos al protagonista de nuestra historia. Tras la huida de los moriscos de Cúllar hacia el Río Almanzora, Álvaro Yacín decidió quedarse en la Villa, Su participación en la Sublevación Morisca resulta bastante ambigua y rocambolesca.

Parece ser que ayudó con sus bienes y hacienda a los pocos cristianos viejos que quedaron en Cúllar, y que en Febrero de 1570, cuando el Comandante en Jefe de las Tropas Cristianas, Don Juan de Austria, puso cerco a los moriscos sublevados de Galera, se ofreció para hacer de intermediador e  intentó que los rebeldes de Galera se rindieran, siendo hecho prisionero por los moros rebelados y enviado como esclavo a Argel.

Puerto de Argel - Siglo XVI


Esta es la versión de los hechos que se encuentra dentro del proceso judicial ante la Santa Inquisición del que fue objeto el morisco cullarense, cinco años después, en el año 1575:

“Álvaro de los Cobos Yacíni, morisco, vecino de Cúllar, Tierra de Baza. Fue testificado por un testigo hombre, de haberse ido a Berbería y tornádose moro. Fue preso y confesó una larga historia de cómo en el levantamiento había ido de Orce a a Galera a pedir a los moros levantados de aquel lugar que no hiciesen mal al suyo. Y allí le habían preso y después vendido a otros, llevado a Berbería donde trayéndole en almoneda como cristiano.”

Y esta es su propia versión, que aparece en un suplicatorio al Rey, realizado años más tarde para que se le reconociera sus años de servicios a la monarquía.

“En la Rebelión de los Moriscos del Reino de Granada, hizo muy señalados servicios y gastos de su hacienda por dar como dio el sustento necesario a los soldados que estaban en la dicha fortaleza de Cúllar, sirviendo además de esto con su persona, armas y caballos. Hasta que con orden del Serenísimo D. Juan de Austria, fue a los moros de Galera para que se diesen de paz. Y a este tiempo le salieron al encuentro una gran tropa de moros de Galera y turcos y le cautivaron con otros cuatro que le acompañaban y le llevaron a Argel donde estuvieron mucho tiempo cautivos.”

Don Juan de Austria


Lo cierto que Álvaro de los Cobos, dio con sus huesos en las sombrías cárceles de la ciudad de Argel, donde miles de cautivos españoles sufrían las penalidades de los presidios africanos a la espera de que sus familiares en España reunieran el suficiente dinero para pagar su rescate, tal y como le ocurrió al insigne escritor D. Miguel de Cervantes Saavedra, que estuvo preso en el mismo lugar, cuatro años después. Por lo que nuestro paisano y el autor de El Quijote, sufrieron por la misma época las penalidades de los cárceles berberiscas en el mismo presidio.

Cárcel del Baño Real de Argel
(Donde sufrieron cautiverio Miguel de Cervantes y el cullarense Álvaro de los Cobos)


El cómo pudo escapar de las cárceles berberiscas y volver a la península, lo relata el propio Álvaro en el pedimento Real al que hemos hecho referencia anteriormente: “…Y que estando cautivo, por su buen ardid, se vino en un barco juntamente con los que con el fueron y un sacerdote de misa. Habiendo aportado a la ciudad de Almería, aguardo orden del señor D. Juan de Austria de lo que había de hacer, el cual se la dio que fuese a ocupar su alcaldía y halló que el Rey, mi señor y padre, había enajenado la dicha vara de Alcalde de Cúllar con las demás de la Hoya y lugares de la dicha ciudad de Baza a favor de sus pobladores, y que mientras buscosé alguna Cabalgada (Tropa de jinetes que salía a recorrer el campo enemigo en busca de algún botín o apresamiento) y para ello se unió a D. García de Villarroel, Capitán Militar de Almería".

En su cautiverio de Argel, subsistiría  Álvaro de los Cobos por espacio de casi un par de años, desde febrero de 1570 hasta finales de 1571, ya que en primeros del nuevo año de 1572 lo encontramos de nuevo en Cúllar, donde es elegido como uno de los peritos locales de ascendencia morisca, que serían imprescindibles a la hora de comenzar el repartimiento de los bienes confiscados por la Corona a los habitantes cullarenses que habían apoyado la rebelión.

El caso es que principios del nuevo año de 1572, y después de tres años de Guerra, la Corona se incautó de todos los bienes de moriscos, tomando la posesión jurídica de los mismos en la Parroquia de Cúllar el 22 de enero de 1572, a cargo del Comisionado Real, licenciado Jerónimo de Ribera estando “en la Iglesia parroquial de nuestra señora Santa María de la dicha villa  en nombre de Su Majestad y por virtud de su real provisión  dijo que en su real nombre tomaba y tomó la posesión, real, corporal, actual, y generalmente de todas las posesiones que hay en la dicha villa y su término  de los dichos moriscos”.

Pero para delimitar y conocer todas las haciendas de los moriscos, era necesario contar con personas de experiencia, tanto cristianos nuevos como cristianos viejos, para que actuaran como peritos conocedores de las tierras confiscadas y los sistemas de riegos en la Vega, eran los llamados “Seises”. Para ello nombraron a Francisco Prieto y Alfonso Moreno, cristianos viejos de Cúllar, y a Álvaro Gómez y Álvaro Yacín, moriscos también del lugar.

Sin duda es especialmente interesante la información que aportaron estos expertos locales definiendo como era la Villa de Cúllar anterior a la rebelión, ya que en sus declaraciones juradas ante el Comisionado del Rey,  aportan datos como estos: “que la Villa de Cúllar solía tener antes de la Rebelión, moriscos y cristianos viejos unos 200 vecinos. Los dichos moriscos tenían 216 casas y 33 los cristianos viejos. Y al presente las casas habitables de moriscos eran 126 y las otras ciento estaban inhabitables. Y las 33 casas de cristianos viejos estaban la mayoría quemadas. La Iglesia Parroquial de dicha villa está bajo la advocación de Nuestra Señora. Esta quemada la sacristía y toda la Iglesia ahumada. Fáltanle dos rejas de hierro de ventanas y tres campanas y la pila bautismal y los cajones de la sacristía.”

En cuanto a las Aguas que tiene la Villa, declararon los peritos que se toman de una fuente que está encima de la villa un cuarto de legua, que se llama Ralgaemí (Rozaimí) que quiere decir la cabeza del agua, así como de otras fuentes pequeñas que abajo se toman. Con esta agua riegan todas las heredades de la Villa y da una vuelta de 22 en 22 días. Es toda esta agua propiedad de los moriscos de la dicha villa, excepto la tercia parte que pertenece al Monasterio de San Jerónimo de Baza.

Tienen además dichos moriscos  un horno de cocer pan y la cuarta parte de otro horno. Tienen también tres molinos harineros. Son suyas 955 fanegas de tierra de riego de sembradura y de puño, así como 1.420 fanegas de secano. En cuanto a viñas tienen los Moriscos 400 marjales de viñas y arbolado de todos frutales. Y 200 onzas  de cría de seda  de hojas de morales.”

En esa misma fecha, el Juez Comisionado por el Rey, Jerónimo de Ribera, también  procedió a Apeo Deslinde y Amojonamiento de las haciendas confiscadas a los moriscos que estaban enclavadas en los terrenos correspondientes a Cúllar. Por lo cual se señalaron los límites con los términos de Benamaurel, Baza, Lúcar, Serón, Oria, Vélez, Orce y Galera, que serían de vital importancia cuando medio siglo después, en 1628, obtenga su independencia de la ciudad de Baza, a la que por entonces todavía pertenecía.

A partir de ese momento, los Moriscos de Cúllar (más de 250 familias) que no habían muerto o sido esclavizados en la guerra, fueron expulsados y desterrados por toda Castilla con prohibición de volver al Reino de Granada. La de los Cobos fue una de las escasas familias (dos o tres) a las que se permitió vivir en Cúllar junto a los antiguos vecinos cristianos y los nuevos pobladores que llegados de distintas partes de a Corona de Castilla, colonizaron el lugar y obtuvieron en "suerte" las casas y tierras de los moriscos.

Así las cosas, todo apuntaba a que Álvaro de los Cobos, y con él toda su familia, volvería adquirir prestigio social en el pueblo, gracias a los servicios que había hecho a la Corona, y esperaba por tanto volver regentar la Alcaldía de la Villa.

Pero todo se quebró de pronto cuando fue denunciado, nunca sabremos por quien, ante el Tribunal de la Inquisición por sus antecedentes mahometanos, y su ambigua participación en el conflicto morisco.

Auto de Fe del Tribunal de la Inquisición


El 24 de Mayo de 1575 tuvo lugar un gran Auto de Fé en Granada Capital donde fueron condenados centenares de moriscos, entre ellos nuestro paisano Álvaro Yacín de los Cobos. Esta fue su acusación y la pena impuesta en este gran proceso judicial:

“Álvaro de los Cobos Yacíni, morisco, vecino de Cúllar, Tierra de Baza. Fue testificado por un testigo hombre (acusador anónimo), de haberse ido a Berbería y tornádose moro. El procesado dijo en su defensa, que el tiempo de su cautiverio en
Argel, expuso a sus captores “que era moro como ellos pero que nunca hizo cosas de moro y que siempre estuvo entre los cristianos. Y después tornado a traer en galeota para que buscase alguna cabalgada y que él se había huido a D. García de Villarroel, Capitán de Almería. Estuvo negativo a la acusación y publicación y alego defensa. Y después de esto pidió audiencia y dijo que estando en Argel, él había dicho que él era moro, y fue moro y tuvo la ley de los moros por buena, y se pensó salvar en ella, pero que le duro poco tiempo y así no hizo ceremonia alguna. Fue reconciliado con hábito y cárcel perpetua y galeras por tres años”.

A partir de ese momento poco sabemos de sus nueva situación penal, toda vez que al menos pudo salvar la vida, y que por entonces la cadena perpetua no era del todo efectiva, ya que las cárceles de la Inquisición estaban llenas de procesados, y además la pena de galeras se podía extinguir a los dos años remando como galeote en los barcos del Rey.

El siguiente documento histórico sobre él y su familia tiene fecha de 16 de Octubre de 1577, es decir casi dos años y medio después de iniciar su condena, y está firmado por su propio hermano, Diego Yacín de los Cobos. Se trata de un poder notarial que da a su cuñado (residente entonces cerca de la corte de Madrid), para que pueda defender en su nombre y ante el Rey Felipe II una petición para poder recuperar sus casas y haciendas

 “Sepan cuantos esta carta de poder vieren, como yo, Diego Yacín de los Cobos, cristiano nuevo, vecino de la Villa de Cúllar, jurisdicción de esta Ciudad de Baza, hijo de Diego Yacín, Alcalde Perpetuo que fue de la dicha villa, otorgo todo mi poder por esta carta a Luis el Cadí, mi cuñado, vecino al presente de Caramanchel el Alto, (actual barrio madrileño de Carabanchel) que estáis ausente, especialmente para que por mí y en mi nombre como yo mismo, podáis parecer y parezcáis ante Su Majestad, y le pidáis y supliquéis mande dar su Real Cédula o cualquier otro recado, para que se lleve ante Su Majestad la información y diligencias que hizo el serenísimo Presidente en la Real Audiencia de Granada, sobre la lealtad y servicios que hicimos a Su Majestad, yo y Álvaro Yacín, mi hermano, en el tiempo del levantamiento de este Reino, para que visto por Su Majestad, nos haga merced a mí y al dicho mi hermano, de dejarnos vivir en dicho Reino de Granada, y de darnos nuestras casas y haciendas, y mandar que con nosotros no se entiendan los bandos publicados contra los moriscos del dicho Reino, y sobre lo susodicho y cada cosa de ello podáis hacer y hagáis diligencias. Que fecho en Baza a 16 días del mes de octubre de mil e quinientos y setenta y siete años.”

Sin duda alguna, por esas fechas su hermano Álvaro seguiría aun cumpliendo condena, toda vez que el poder notarial lo firma Diego por si solo y en ausencia de su hermano, aunque la petición al monarca la hace en nombre de los dos.

Finalmente tras cumplir su condena volvió a Cúllar, pobre y endeudado. En 1584 se ve envuelto en diversos juicios y procesos, entre ellos la muerte de un vecino de Orce, por lo que fue condenado a pagar 20.000 maravedíes a la familia del finado.

El y su familia fueron de los pocos Moriscos que quedaron en el lugar tras la expulsión decretada en 1585, y décadas después obtuvo el reconocimiento de sus servicios a la Corona por el nuevo monarca, Felipe III, que de esta forma le agradecía sus méritos personales años atrás:

“En la Rebelión de los Moriscos del Reino de Granada, hizo muy señalados servicios y gastos de su hacienda por dar como dio el sustento necesario a los soldados que estaban en la dicha fortaleza de Cúllar, sirviendo además de esto con su persona, armas y caballos. Hasta que con orden del Serenísimo D. Juan de Austria, mi tío, fue a los moros de Galera para que se diesen de paz. Y a este tiempo le salieron al encuentro una gran tropa de moros de Galera y turcos y le cautivaron con otros cuatro que le acompañaban y le llevaron a Argel donde estuvieron mucho tiempo cautivos. Y que en este tiempo le llevaron cuanto le había quedado, con la merced que tenía de dichos oficios. Y que estando cautivo por su buen ardid se vino en un barco juntamente con los que con el fueron y un sacerdote de misa. Habiendo a portado a la ciudad de Almería, aguardo orden del señor D. Juan de Austria de lo que había de hacer. El cual se la dio que fuese a ocupar su alcaldía y halló que el Rey, mi señor y padre, había enajenado la dicha vara de Alcalde con las demás de la Hoya y lugares de la dicha ciudad de Baza a favor de sus pobladores”.

Álvaro de los Cobos, ya anciano, aún vivía a finales de aquel Siglo, los sabemos porque entre 1593 y 1597 aparece como testigo “de unos 60 años de edad poco más o menos” en varios procedimientos oficiales debido a su edad y experiencia como perito, en uno de ellos incluso actuó, por el rompimiento de los montes comunales, en contra de los nuevos vecinos que habían llegado años antes desde Castilla para repoblar Cúllar tras la expulsión de los moriscos. 

Incluso pudo tener la oportunidad (nunca lo sabremos) de conocer al ilustre novelista, Don Miguel de Cervantes, cuando éste acudió como Recaudador de Impuestos  a Baza, en Septiembre de 1594, a cobrar más de 34.000 maravedíes de deuda que tenían los pueblos de la Tierra de Baza, incluida la Villa de Cúllar, con la Hacienda Real.

A partir de 1597, nada más sabemos de la biografía personal de Álvaro Yacín de los Cobos

D. Miguel de Cervantes y Saavedra
(Contemporáneo de nuestro protagonista y cuyos caminos en la vida
estuvieron muy cerca de cruzarse en varias ocasiones)


Afortunadamente, el resultado final de tantos sufrimientos y penalidades se vería recompensado definitivamente cuando  Baltasar Hacen de los Cobos (hijo o familiar cercano de Álvaro), heredaría en 1619 la Alcaldía honoraria de la fortaleza cullarense y seguramente sus descendientes se integrarían en la nueva sociedad de los repobladores cristianos, dando su apellido a una de las más antiguas calles de nuestra localidad, la Calle “de Cobos”.

Familiares de este linaje cullarense serían Diego de Cobos, que aparece en el  libro de matrimonios de la Parroquia de 1617 casado con Magdalena Gómez (posiblemente también de ascendencia morisca).

En 1628, con motivo de la confección del Padrón de Vecinos para el procedimiento de Exención de la Villa de Cúllar de la Ciudad de Baza, encontramos varias familias con el apellido Cobos, entre ella la del Alguacil Menor, Diego de los Cobos.

En 1662, en listado vecinal del Registro de Trigo, aparece entre los mayores propietarios Juan de Cobos, con 40 fanegas de cereal acopiado. Así como un familiar suyo, Cristóbal de Cobos, con 6 fanegas de trigo.

Más de Veinte años después, en 1668, el Cabildo del Ayuntamiento de Cúllar nombra como peritos aforadores del vino del país de aquel año,  para contabilizar el número de arrobas de vino que cada cosechero tenía en sus bodegas, a Sebastián Tello y a Cristóbal de Cobos. Por cierto, y para los aficionados al vino de la tierra, el total de arrobas de aquella cosecha ascendió a 1.312 arrobas. El número vecinos cosecheros era de unos 34.

Entrado ya el Siglo XVIII, en 1706 en el listado de eclesiásticos de la Villa y las personas que vivían con ellos en sus casas, encontramos como mozo del clérigo Don Miguel Pérez Malagón, a un tal Sebastián de Cobos.

Calle Cobos en la actualidad


Un pariente de éste último, quizá  sobrino suyo, aparece el Catastro de Ensenada de 1752 viviendo precisamente en la calle Cobos: “Salvador de Cobos. Labrador de 40 años casado con Matea Lorente. Posee una casa en esta Villa en el Barrio y Callejón de Cobos, con dos de terminados y diez varas de frente y cinco de fondo; propia asimismo de Salvador de Cobos, linde por levante con el callejón que va a las Eras, y sur calle que va a la Plaza.”

Un total de 30 vecinos y sus casas residen en el momento de la realización del Catastro de Ensenada en el Barrio o Callejón de Cobos, que es como aparece denominado este rincón cullarense. Pero lo que quizás llama más la atención, es que era una zona habitada por muchas mujeres viudas o doncellas solteras con pocos recursos económicos, quizás por ser un barrio muy humilde y de escaso valor catastral.

Gracias a la información que aparece en las páginas del citado Catastro, incluso conocemos la existencia de un horno en la dicha calle, propiedad de “Doña Rita Pérez Malagón, vecina de la Ciudad de Baza, la cual posee un Horno de Pan Cocer en esta Villa en el Callejón de Cobos.”

La estirpe de Los Cobos también se reflejó en la Toponimia rural. En un acuerdo del Ayuntamiento de 1763, sobre la necesidad de reparar los sistemas de riego en la Vega de Cúllar debido a las constantes riadas, nos encontramos con el paraje llamado de las Mimbreras de Cobos, situado a unos dos kilómetros al sur de la población y junto al Río Cúllar: “Sus Mercedes, D. Diego de Heredia Barrionuevo, Gobernador; Diego Tello Hernández y Félix Cañadas, Alcaldes; Gabriel Baptista López y Agustín Martínez Sarabia, Regidores; dijeron: Que con motivo de las muchas avenidas acaecidas en el próximo año pasado, y principios del corriente por la Vega de esta Villa, han resultado diferentes quebrados sus cazes, acequias principales y particulares, por las que se riegan las principales haciendas de la Real Población, y que para su remedio habían dado los Señores Alcaldes varias providencias, sacando cuadrillas de gentes para su composición, y habiendo reconocido que las paradas que se levantan en las Mimbreras que llaman de Cobos o Malagón, a media legua de la población, que daban riego a parte del Pago de la Gorfa, a el del Sesteríco, Cañada de las Pasas, hasta llegar al de Canén, se hallan destruidas en un todo al presente…”

De manera oficial la Calle Cobos aparece formando parte del callejero público de la Villa en 1775, y gracias al listado del Repartimiento de Sal de ese año, conocemos los nombres de las principales Calles y Barrios de la Villa por primera vez:

“Calle del Ángel, Calle de los Mesones, Callejón de Cobos, Calle de San Joseph, La Plaza, Calle de Pérez, Calle de Mata, Calle de Bendo, Barrio de San Antonio, San Agustín Calle Polonia García, Barranco, Calle de la Zanaca, Calle Baja (u Honda), y Calle del Mentidero”.

Edificaciones mas antiguas del Barrio de Cobos


Ya en el Siglo XIX, en Marzo de 1836, el Ayuntamiento realiza un detallado padrón de vecinos, tanto del casco urbano del pueblo como de los anejos, donde aparecen los nombres de cada cabeza de familia y la calle donde viven. El Callejón de Cobos continúa siendo uno de los barrios más poblados de la Villa, detrás del Barranco Primero, con 40 vecinos censados (algo menos de 200 habitantes).

Vecindario y Callejero de 1836:

“Barrio del Puntal 25 vecinos, Barrio del Ángel 16, Barrio de Mesones 28, Callejón de Cobos 40, Cuesta Turrillas 14, Barrio de San José 25, Calle de Pérez 27, Plaza Real 12, Calle de Mata 36, Calle del Horno 20, Calle del Vendo 25, Calle Empedrada 17, Barrio de la Eras 14, Barranco 1º 49, Barranco 2º 28, Barranco 3º 27, Calle de San Agustín 21, Calle de San Antonio 13, Calle Real 24, Calle del Baño 8, Calle del Fuerte 7, Calle de la Peña 11, Zanaca 24, Calle Onda 8 vecinos.”

Hoy en día, el Barrio de Cobos, como gran parte del casco histórico de Cúllar,  se encuentra muy despoblado, con algunas casas de cierta antigüedad restauradas, y otras vacías a la espera de la piqueta o de reformas que las hagan habitables por sus propietarios. El confín de callejuelas y rincones típicos sigue siendo peculiar a pesar de ciertos excesos urbanísticos que se realizaron en los años 70 y 80 del siglo pasado, no obstante mantiene cierto encanto de tiempos pasados, ahora que conocemos algo más sobre su historia.

Perspectiva del Callejón de Cobos 


Casi quinientos años después, el Apellido Cobos sigue siendo bastante común en el Cúllar del Siglo XXI. Si a los descendientes actuales de Don Álvaro Yacín de los Cobos les ha servido para algo, conocer parte de la memoria de tan glorioso antepasado, que compartió momentos históricos con personajes como D. Juan de Austria o el propio Miguel de Cervantes, nos habremos sentido agradecidos por la lectura de este artículo.


Nota Final:

Para la elaboración de esta publicación hemos contado con la inestimable colaboración del Doctor en Historia por la Universidad de Granada, Javier Castillo. Nuestro historiador local nos ha proporcionado toda la documentación referente a la etapa morisca de Cúllar durante los Siglos XVI y XVII.

Además agradecer a Juan Antonio Carrión Sánchez los datos obtenidos del Catastro del Marques de la  Ensenada referentes a nuestro municipio y que hemos utilizado en este artículo. Inmensa investigación documental, aún pendiente de publicación, y que sin duda servirá a todos los amantes de la historia local, a conocer mejor nuestro pasado común.

Blog Tierra de Cúllar

Por Lope de Cúllar y Adrián Castillo


Próximo Capítulo: Calles con Historia (II).-

“La Calle Mata y D. Antón Díaz de Mata: Artífice de la Independencia de la Villa de Cúllar en 1628.”

(Próximamente en Tierra de Cúllar)