Documento Archivo Historico

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Archivo Historico de Cúllar. Siglo XVIII

viernes, 20 de mayo de 2011

Ibn Al Yasa, un Cullarí del Siglo XI.

Con este artículo comenzamos una serie de semblanzas sobre personajes de nuestra historia local. El primero es el cullarense mas antiguo hasta ahora conocido y que fué contemporáneo de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador.                                            

                                   Abu Hasan IBN AL YASA, literato, poeta y Jefe militar.


ABU HASAN IBN AL-YASA

Nacido en Cúllar (Quliya min a mal Basta) a principios del Siglo XI y fallecido después del año 1091. Jefe Militar (caid) y Civil en el reinado de Al Mutamid, llegando a ser nombrado Visir de Lorca por el rey sevillano.

Los principales datos sobre su vida y obra, fueron recopilados por el escritor persa Abul Farat Al- Isfahani y el literato hispanoárabe Ibn Jaqan .

Los miembros de su familia, oriundos de Jaén (entonces el distrito musulmán de Baza dependía del reino Jienense) eran personas muy importantes en el  Cúllar de principios de aquel siglo. De su padre solo conocemos su nombre de pila, Umar Ibn Al Yasa.
En 1042 se crea la Taifa de Lorca, tras su independencia del emirato de Valencia, pasando a depender de esta nueva ciudad estado, gran parte de Reino de Jaén y la Comarca de Baza. Nuestro paisano fue nombrado secretario o canciller del Señor de Lorca, Abu Isa Lubbun, a cuya muerte (año 1086) le sucedió en el gobierno de la ciudad “acaparando todo el poder del que privo a los hijos del finado” según el autor Ibn Jaqan.
Pronto descubrió Al Yasa que el gobierno de Lorca era harto complicado por el constante ataque que mantenían dese la fortaleza de Aledo las tropas cristianas de Alfonso VI. Este pudo ser el motivo por el cual el cullarí decidió entregarle la soberanía lorquina al Rey Al Mutamid de Sevilla. El monarca abadí accedió gustosamente a tal ofrecimiento que en compensación  le nombró Visir suyo convirtiéndole en un personaje de alto rango dentro de su corte.
Otros autores de la época opinan lo contrario, que fue el propio Al Mutamid el que le ofreció el gobierno de Lorca después de la famosa batalla de Zalaca o Sagrajas, que tuvo lugar el 23 de octubre de 1086 en las proximidades de Badajoz, donde Abu Hasan Ibn Al Yasa combatió como Oficial del Ejército al lado de Al Mutamid. En este histórico enfrentamiento los almorávides vencieron a las tropas leonesas y castellanas comandadas  por  Alfonso VI, que resultó herido en una pierna, y donde dejaron su vida más de 50.000 soldados cristianos.
Al Mutamid tuvo por el cullarense una estima grandísima, y después de concederle el Señorío de Lorca y toda su tierra, le nombró Gobernador de Murcia, pero sus habitantes se rebelaron contra el por su falta de dedicación a los asuntos de Estado, sus confiscaciones y su depravación moral. Al parecer los vecinos de Murcia conspiraron contra él  y decidieron levantarse en armas y matarlo. Finalmente Ibn Al Yasa decidió dejar al poder y los murcianos se conformaron con expulsarle de aquellas tierras.
Según los escritos de la época, Abu Hasan Ibn Al Yasa, destacó “por su bravura y valentía, y al mismo tiempo su tranquilidad y carácter sosegado. Fue un hombre de grandes hechos, pero llevó una vida depravada y que terminó abandonando toda vergüenza y no ocultando su pasión por lo obsceno ni su afición a consumir bebidas embriagantes, tuvo por el vino el mismo amor que el poeta Harita,” en palabras de  Ibn Jaqan. Sirva como muestra esta anécdota protagonizada por el cullarense que, antes de la batalla de Zalaca, envió al visir de Badajoz, el también poeta Al Qabturnuh, una nota con tres versos en la que le pedía que le enviara una vasija de vino, que “ya se arrepentiría después del combate”.
Otra de sus facetas ocultas fue su inclinación a las relaciones homoeróticas, cuentan que durante una estancia en Córdoba, un grupo de aristócratas de la ciudad salió a las afueras a ver la Luna del Ramadán, Ibn Al Yasa se unió al grupo con retraso y a disgusto, pues aquella comitiva interrumpía algo que estaba haciendo en su casa. Cuando llegaron a su residencia, se lo encontraron sin servidumbre, con la sola compañía de una persona (“un cervatillo, o cría de gacela”) que se ocultaba detrás de una cortina, y que Ibn Al Yasa no quiso mostrar a los visitantes.
Como poeta, su obra es bastante corta y  ocasional, según Ibn Jaqan, que la calificada de sutil y elegante, afirmando que su autor daba muestras de una gran destreza literaria. Comprende:
-       Cinco versos dedicados a Ibn al-Labbana, poeta de la corte de Al Mutamid,     lamentando que sus caminos nunca coincidiesen.
-       Dos versos que compuso en respuesta al suceso de la persona que se encontraba detrás de la cortina.
-       Tres versos que dirigió al visir de Badajoz pidiéndole vino.
-       Cuatro versos dedicados a Ibn Ammar (el Abenamar de los cristianos) y otros tantos dirigidos a Al Mutamid cuando este se acercaba a Lorca.

La familia andalusí de los Al Yasa, continuó durante alguna tiempo residiendo en Cúllar, un descendiente de esta, fue el famoso historiador de época almohade, emigrado a Egipto, Abu Yahyá Ibn Al Yasa, conocido como Al-Yasa Ibn Hazam,  que formó parte de la corte de legendario Sultán Saladino, y del que hablaremos en otra ocasión.

Nota: Datos obtenidos del tomo 5 y 6 de la Biblioteca de Al Ándalus, publicado por Fundación Ibn Tufayl de Estudios Arabes,


martes, 10 de mayo de 2011

Carta Nombramiento de Alcaldes. Cúllar 1773

     Durante todo el tiempo que Cúllar fué "Villa de Señorío", una de los privilegios que correspondían al Señor de Cúllar era la potestad de nombrar alcaldes y regidores para el año entrante. En este documento fechado en Granada a finales del año 1773, D. Luis de Montenegro hace uso de ese privilegio remitiendo al Cabildo cullarense los nombres de los vecinos que habían de ocupar esos y otros empleos.

     A parte de los puestos mas importantes, también son nombrados los cargos de Ministro del Concejo, Alcaldes de la Santa Hermandad (cuya misión era perseguir los delitos fuera del casco urbano) y Diputados para las pedanías de Vertientes y Matián.


                  Para ver mejor haz clic en la imagen. (Se puede ampliar dos veces)

Transcripción

“Luis María de Montenegro, Preve, Peleran, Saavedra, Fajardo y Moreda; Caballero Maestrante del Real Cuerpo de Maestranza; Alguacil Mayor de la Real Chancillería de esta ciudad, Alférez Mayor y Regidor Perpetuo de preeminencia de la de Cartagena, Señor de la Villa de Cúllar de Baza y su término por Su Majestad.
                   Habiendo viso y reconocido el Cabildo de Elecciones y propuesta celebrada por el Concejo, Justicia y Regimiento de dicha mi Villa, en el día quince del corriente mes que consta del testimonio signado de Nicolás Gómez, escribano de número y Ayuntamiento de ella: Usando de las facultades que por Reales privilegios me son concedidos, y  como Señor de dicha Villa; y para que haya personas correspondientes que el año próximo de mil setecientos y setenta y cuatro puedan componer dicho Concejo, ejerciendo los empleos que deben gobernarles, elijo en primer lugar por Alcalde a Francisco de Burgos, y en segundo para el citado empleo a Vicente Tello, y para Regidores, en primer lugar a Juan Martínez Ramos, y en segundo lugar a D. Antonio Espinosa y Rebolledo; y para Ministro del Concejo a Domingo Sánchez Amorós; para Alcaldes de la Santa Hermandad, en primer lugar a Juan Torres Alarcón, y en segundo a Alfonso Sánchez Castillo; y para Diputado del Partido y Cortijada que llaman de Vertientes, nombro a Antonio Simón; y para Diputado del Partido y Cortijada que llaman de Matián a Antonio Ramírez. Las cuales dichas personas elijo y nombro para los citados empleos los que han de ser por tiempo de un año, contado desde el primer día del mes de enero del que viene de setecientos y setenta y cuatro, hasta fin de diciembre de él. En su consecuencia mando al Concejo, Justicia y Regimiento de dicha mi Villa, que estando juntos como se acostumbra en sus ayuntamiento, les admitan, reciban, hayan y tengan respectivamente en los referidos empleos, dándoles posesión de ellos y recibiéndoles el juramento acostumbrado, guardándoles y haciéndoles guardar todas las facultades, privilegios y regalías que les corresponden conforme los que hayan gozado los anteriores en dichos empleos, sin que les falte en cosa alguna, por convenir así al Real Servicio de Su Majestad y buena administración de Justicia, a cuyo efecto mandé despachar el presente, firmado de mi mano y sellado con el de mis Armas, y refrendado de mi infrascrito secretario de Cámara. En la ciudad de Granada, a diez y nuevo días del mes de diciembre de mil setecientos setenta y tres."
   (Sello)                                        El Señor de Cúllar.         
                                             Por mandato de su Señoría, D. Francisco Rodríguez.