Prólogo
Con la siguiente publicación, inauguramos una serie
de artículos dedicados a conocer algunos de los lugares más singulares del
callejero cullarense, centrándonos en los personajes de la historia de nuestra
localidad que dieron nombre a estas calles. La mayoría grandes desconocidos
para nuestros vecinos del Siglo XXI, pero que sin duda fueron personas muy
importantes e influyentes en la vida social, económica y política de la Villa
de Cúllar.
En nuestra primera entrega
vamos a estudiar una de las calles más desconocidas de nuestro municipio, pero
con mucha historia detrás, porque lleva el nombre de uno de los linajes
familiares más antiguos de Cúllar, y que nos entronca con el pasado musulmán y
morisco de nuestro pueblo: La Calle Cobos.
La Calle Cobos, Callejón
de Cobos o Barrio de Cobos, como indistintamente aparece en la documentación
histórica, se sitúa en una zona alta y de fuertes pendientes, en la parte norte
de la población, limitando con la Calle
San José en su confluencia con la carretera vieja de Murcia. Hacia abajo el
Barrio se extiende, entre diversos recovecos y pequeños callejones hasta la
actual Plaza de la Constitución y Calle Mayor.
Plano Callejero de Cúllar - Año 2020 |
Por su trazado irregular y
por su mucha inclinación sobre el terreno, siempre ha sido un lugar de difícil
acceso desde abajo, pero era y es el recorrido más rápido y directo para los
vecinos o viajeros que entraban al pueblo por la parte norte y querían acceder
más prontamente a la plaza mayor de mismo.
En la documentación y en
los mapas de época, la Calle o Callejón de Cobos, aparece situado una veces
solo en la parte norte del barrio, otras veces termina en al final de la actual
Calle Molineras, intersección con la Calle Mayor, y en otros mapas la extienden
hasta la Calle Porche.
Plano Casco Antiguo - Año 1883 |
Plano Urbano - Año 1930 |
Sea como fuera, el Barrio
de Cobos llegó a contar a mitad del Siglo XVIII con más de 30 casas (y ninguna
cueva) siendo una de las principales calles de Cúllar en cuanto a población se
refiere.
Pero la pregunta que nos
hacemos, es por qué motivo, ya desde tiempo inmemorial, se denominó a este
lugar con el apellido de una familia cullarense, de pasado musulmán primero
(Los Yacini) y después morisca (Los De los Cobos). Pregunta que quizá podamos
responder en parte, pero que sin duda nos llevará a conocer a todo un personaje
de la historia local: Álvaro Yacín de los Cobos, un vecino de Cúllar, que le
tocó vivir tiempos complejos y cuya dilatada vida bien podría ser objeto de una
película de aventuras y desventuras, propia del cine histórico.
Introducción Histórica
Tras la Toma de Cúllar por
Fernando el Católico en Julio de 1488, la localidad quedó en poder de una
pequeña compañía de soldados castellanos, que regentó la fortaleza de la villa
y que obtuvieron algunas casas por merced del Rey, en un pueblo que no pasaba
de las 500 almas, la inmensa mayoría cullaríes musulmanes.
Las capitulaciones que los
Reyes Católicos firmaron con todos los municipios de la Comarca de Baza y
Huéscar, les permitieron elegir entre abandonar su lugar de origen o quedarse
manteniendo sus ritos y costumbres mahometanos, pasando a ser vasallos de
Castilla, y por tanto pagando impuestos a sus nuevos monarcas.
Familia Morisca Granadina - Siglo XVI
Algunos de ellos eligieron
el camino del exilio pero otros, principalmente los moros con mayor poder
social en el municipio o con grandes haciendas, decidieron permanecer en las
tierras de que habían habitado sus antepasados durante más de 700 años.
Pero a partir del año 1500 todo cambió con la llegada al Reino de Granada del Cardenal Cisneros, que
promulgó nuevas órdenes de conversión forzosa o expulsión de los moriscos
granadinos. Sin embargo, el cobro de los impuestos para poder desligarse de sus
tierras y marcharse eran muy altos, por lo que la mayoría de los moriscos (que
eran artesanos o campesinos) decidieron convertirse en cristianos, aunque la
mayoría continuó conservando secretamente sus creencias y costumbres.
Expulsión de los Moriscos granadinos
Este fue el caso del
morisco Diego Yacín o Yacíni, que por sus méritos personales conseguiría ser
nombrado Alcade perpetuo de la Villa de Cúllar en 1564, a pesar de su
ascendencia musulmana, pero que como tantos, paso a formar parte de una nueva
clase social: “los cristianos nuevos” que tras ser voluntariamente bautizados,
y tras cambiar su nombre de pila e incluso sus apellidos, pasaron a integrarse
en la nueva sociedad cullarense manteniendo parte de sus privilegios.
De Diego Yacín, casado con
Catalina Jumelia, sabemos que tuvo al menos tres hijos, Diego el joven, Gonzalo
y Álvaro Yacín, nuestro protagonista, nacidos a finales del primer tercio del
Siglo XVI (entre 1533-1535). El primero de ellos casaría años más tarde con la
descendiente de una las más poderosas
familias moriscas los “El Cadí”. Los cadíes musulmanes eran una especie jueces encargados
de impartir justicia tanto en el orden civil como religioso, por lo que disfrutaban
de gran respeto entre la población, ya que eran los encargados de mantener el
orden y administrar justicia.
El tercero, Álvaro Yacín,
que cristianizaría su nombre por el de Álvaro de los Cobos, tendría años más
tarde toda una vida llena de aventuras, infortunios y desdichas que le llevaría
primero a sufrir cautiverio en las cárceles berberiscas de Argel (las mismas
que sufrió Miguel de Cervantes tan solo unos años mas tarde), y posteriormente ser
condenado por la Santa Inquisición.
En el padrón de vecinos
“Cristianos nuevos” de Cúllar de 1555, no aparece Álvaro por lo que sería aún
menor de edad o no se habría casado todavía, pero si aparece como vecino
morisco su hermano Diego Yacín.
El motivo por el cual
eligió el apellido “De los Cobos” al cristianizarse, bien pudiera deberse como un signo de respecto hacia familias nobles, como la del alto funcionario,
natural de Úbeda, D. Francisco de los Cobos y Molina, Secretario personal y
mano derecha del emperador Carlos V durante gran parte de aquel siglo. Además
su hermano Diego Yacín también modificaría su nombre árabe por el de Diego de los
Cobos (idéntico nombre que el del hijo primogénito del Secretario del
Emperador, Diego de los Cobos y Mendoza).
Aunque también se pudiera deber a que la hermana del importante Secretario
ubetense, doña Isabel de los Cobos, estuvo casada con Andrés de Torres, regidor
de la ciudad de Baza.
Don Francisco de los Cobos y Molina
Secretario de Carlos V
Así las cosas llegamos al año 1568 cuando comienza la Guerra de la Rebelión de los Moriscos del Reino de Granada. En un primer momento la Villa de Cúllar, y todas las demás del Altiplano permanecen leales al Rey Felipe II, pero a finales del verano de 1569, y tras la toma de la Villa de Serón por los rebeldes moriscos procedentes de las Alpujarras y encabezados por Aben Humeya, gran parte de la población morisca de Cúllar se une, de buen grado o la fuerza, a la rebelión.
Así lo narraba dos días
más tarde el gobernador y responsable militar del distrito de Baza, Don Antonio
de Luna, en una carta dirigida a Don Juan de Austria, hermanastro del rey y
General en Jefe de los ejércitos expedicionarios cristianos:
"Lo
que ahora hay de nuevo es que el miércoles en la noche, a la prima (seis
de la mañana), vinieron cantidad de moros
-y a lo que dicen eran más de mil- a un lugar de esta hoya que se llama Cúllar,
que es cuatro leguas de esta ciudad de Baza y le levantaron y se fueron todos.
Estaban en el lugar setenta soldados. Retiraronsé a un fuertezuelo que allí
tenían; arcabuzearonsé con los moros, mataron ocho moros y los moros mataron
tres cristianos vecinos del lugar, pero soldados no mataron ninguno. Esto era,
como digo, a prima noche y cuando me vino la nueva de ello era al alba. Y luego
a la hora envié de la gente que aquí había, caballos e infantería, cuando
llegaron ya eran todos idos. Era lugar de 300 vecinos (250 familias de
moriscos y 50 de cristianos viejos).
Tenían ya llevadas todas sus haciendas. Dejaron algún pan, quemaron algunas
casas y pegaron fuego a la iglesia. Quedan agora tres lugares solos en esta
Hoya de cinco que eran. Tengo entendido que con mucha brevedad harán lo mismo
en los otros pueblos”.
A partir de ese momento,
nuestro pueblo permaneció deshabitado, vigilado apenas por destacamentos
volantes del Rey para las escoltas de víveres y municiones que llegaban desde
el reino de Murcia.
Como nota curiosa,
queremos destacar que entre los cullarenses moriscos que se unieron a la
Rebelión, se encontraba Juana García que llegó a ser persona muy cercana al
proclamado Rey de las Alpujarras, Aben Aboó, primo de Abén Humeya, y participó
activamente en la revuelta morisca de Las Alpujarras. Tras el asesinato de su
primo (20 de octubre de 1569) ocupó su lugar como rey de los moriscos
andaluces. Aben Aboó trató de mantener la rebelión, pero ya a finales de 1570
estaba casi totalmente sofocada y fue asesinado el 13 de marzo de 1571 por
algunos de sus hombres, comprados por los cristianos, en Bérchules, donde
trataba de resistir con el reducido grupo de fieles que le quedaba.
Meses después encontramos
a la citada morisca cullarense en el Auto General de Fe que contra los
sublevados llevó acabo la Inquisición de Granada.
“Juana
García, moza, vecina de Cúllar, jurisdicción de Baza. Hija de Juan García,
labrador, amiga del segundo tirano Abenabó, porque con otras personas se
alzó con los demás moros de su pueblo y
se fue a las Alpujarras, y se puso nombre de mora, hizo Alguado y Zala (oraciones
rituales purificadoras), y ayunó el
Ramadán, hizo Cohor (cena copiosa nocturna durante los días de Ramadán) y rezo oraciones de moros teniendo y
creyendo por buena ley la de los moros y
creyendo por buena ley la de los moros y pensando por ella ir a la
gloria: Fue Condenada a hábito y cárcel por tres años y se le quito luego el hábito
por ser esclava…”
Pero volvamos al
protagonista de nuestra historia. Tras la huida de los moriscos de Cúllar hacia
el Río Almanzora, Álvaro Yacín decidió quedarse en la Villa, Su participación
en la Sublevación Morisca resulta bastante ambigua y rocambolesca.
Parece ser que ayudó con
sus bienes y hacienda a los pocos cristianos viejos que quedaron en Cúllar, y
que en Febrero de 1570, cuando el Comandante en Jefe de las Tropas Cristianas,
Don Juan de Austria, puso cerco a los moriscos sublevados de Galera, se ofreció
para hacer de intermediador e intentó
que los rebeldes de Galera se rindieran, siendo hecho prisionero por los moros
rebelados y enviado como esclavo a Argel.
Esta es la versión de los
hechos que se encuentra dentro del proceso judicial ante la Santa Inquisición
del que fue objeto el morisco cullarense, cinco años después, en el año 1575:
“Álvaro
de los Cobos Yacíni, morisco, vecino de Cúllar, Tierra de Baza. Fue testificado
por un testigo hombre, de haberse ido a Berbería y tornádose moro. Fue preso y
confesó una larga historia de cómo en el levantamiento había ido de Orce a a
Galera a pedir a los moros levantados de aquel lugar que no hiciesen mal al
suyo. Y allí le habían preso y después vendido a otros, llevado a Berbería
donde trayéndole en almoneda como cristiano.”
Y esta es su propia
versión, que aparece en un suplicatorio al Rey, realizado años más tarde para que
se le reconociera sus años de servicios a la monarquía.
“En
la Rebelión de los Moriscos del Reino de Granada, hizo muy señalados servicios
y gastos de su hacienda por dar como dio el sustento necesario a los soldados
que estaban en la dicha fortaleza de Cúllar, sirviendo además de esto con su
persona, armas y caballos. Hasta que con orden del Serenísimo D. Juan de
Austria, fue a los moros de Galera para que se diesen de paz. Y a este tiempo
le salieron al encuentro una gran tropa de moros de Galera y turcos y le
cautivaron con otros cuatro que le acompañaban y le llevaron a Argel donde
estuvieron mucho tiempo cautivos.”
Lo cierto que Álvaro de
los Cobos, dio con sus huesos en las sombrías cárceles de la ciudad de Argel,
donde miles de cautivos españoles sufrían las penalidades de los presidios
africanos a la espera de que sus familiares en España reunieran el suficiente
dinero para pagar su rescate, tal y como le ocurrió al insigne escritor D.
Miguel de Cervantes Saavedra, que estuvo preso en el mismo lugar, cuatro años
después. Por lo que nuestro paisano y el autor de El Quijote, sufrieron por la
misma época las penalidades de los cárceles berberiscas en el mismo presidio.
Cárcel del Baño Real de Argel
(Donde sufrieron cautiverio Miguel de Cervantes y el cullarense Álvaro de los Cobos)
El cómo pudo escapar de
las cárceles berberiscas y volver a la península, lo relata el propio Álvaro en
el pedimento Real al que hemos hecho referencia anteriormente: “…Y que estando cautivo, por su buen ardid,
se vino en un barco juntamente con los que con el fueron y un sacerdote de
misa. Habiendo aportado a la ciudad de Almería, aguardo orden del señor D. Juan
de Austria de lo que había de hacer, el cual se la dio que fuese a ocupar su
alcaldía y halló que el Rey, mi señor y padre, había enajenado la dicha vara de
Alcalde de Cúllar con las demás de la Hoya y lugares de la dicha ciudad de Baza
a favor de sus pobladores, y que mientras buscosé alguna Cabalgada (Tropa
de jinetes que salía a recorrer el campo enemigo en busca de algún botín o
apresamiento) y para ello se unió a D.
García de Villarroel, Capitán Militar de Almería".
En su cautiverio de Argel,
subsistiría Álvaro de los Cobos por
espacio de casi un par de años, desde febrero de 1570 hasta finales de 1571, ya
que en primeros del nuevo año de 1572 lo encontramos de nuevo en Cúllar, donde
es elegido como uno de los peritos locales de ascendencia morisca, que serían
imprescindibles a la hora de comenzar el repartimiento de los bienes
confiscados por la Corona a los habitantes cullarenses que habían apoyado la
rebelión.
El caso es que principios
del nuevo año de 1572, y después de tres años de Guerra, la Corona se incautó
de todos los bienes de moriscos, tomando la posesión jurídica de los mismos en
la Parroquia de Cúllar el 22 de enero de 1572, a cargo del Comisionado Real,
licenciado Jerónimo de Ribera estando “en
la Iglesia parroquial de nuestra señora Santa María de la dicha villa en nombre de Su Majestad y por virtud de su
real provisión dijo que en su real
nombre tomaba y tomó la posesión, real, corporal, actual, y generalmente de
todas las posesiones que hay en la dicha villa y su término de los dichos moriscos”.
Pero para delimitar y conocer todas las haciendas de
los moriscos, era necesario contar con personas de experiencia, tanto
cristianos nuevos como cristianos viejos, para que actuaran como peritos
conocedores de las tierras confiscadas y los sistemas de riegos en la Vega,
eran los llamados “Seises”. Para ello nombraron a Francisco Prieto y Alfonso
Moreno, cristianos viejos de Cúllar, y a Álvaro Gómez y Álvaro Yacín, moriscos también
del lugar.
Sin duda es especialmente interesante la información
que aportaron estos expertos locales definiendo como era la Villa de Cúllar
anterior a la rebelión, ya que en sus declaraciones juradas ante el Comisionado
del Rey, aportan datos como estos: “que la Villa de Cúllar solía tener antes de
la Rebelión, moriscos y cristianos viejos unos 200 vecinos. Los dichos moriscos
tenían 216 casas y 33 los cristianos viejos. Y al presente las casas habitables
de moriscos eran 126 y las otras ciento estaban inhabitables. Y las 33 casas de
cristianos viejos estaban la mayoría quemadas. La Iglesia Parroquial de dicha
villa está bajo la advocación de Nuestra Señora. Esta quemada la sacristía y
toda la Iglesia ahumada. Fáltanle dos rejas de hierro de ventanas y tres
campanas y la pila bautismal y los cajones de la sacristía.”
En cuanto a las Aguas que
tiene la Villa, declararon los peritos que se toman de una fuente que está
encima de la villa un cuarto de legua, que se llama Ralgaemí (Rozaimí) que
quiere decir la cabeza del agua, así como de otras fuentes pequeñas que abajo
se toman. Con esta agua riegan todas las heredades de la Villa y da una vuelta
de 22 en 22 días. Es toda esta agua propiedad de los moriscos de la dicha
villa, excepto la tercia parte que pertenece al Monasterio de San Jerónimo de
Baza.
Tienen además dichos
moriscos un horno de cocer pan y la
cuarta parte de otro horno. Tienen también tres molinos harineros. Son suyas
955 fanegas de tierra de riego de sembradura y de puño, así como 1.420 fanegas
de secano. En cuanto a viñas tienen los Moriscos 400 marjales de viñas y
arbolado de todos frutales. Y 200 onzas
de cría de seda de hojas de
morales.”
En esa misma fecha, el Juez Comisionado por el Rey,
Jerónimo de Ribera, también procedió a Apeo Deslinde y Amojonamiento de las haciendas confiscadas a los moriscos que
estaban enclavadas en los terrenos correspondientes a Cúllar. Por lo cual se
señalaron los límites con los términos de Benamaurel, Baza, Lúcar, Serón, Oria,
Vélez, Orce y Galera, que serían de vital importancia cuando medio siglo
después, en 1628, obtenga su independencia de la ciudad de Baza, a la que por
entonces todavía pertenecía.
A partir de ese momento, los Moriscos de Cúllar (más
de 250 familias) que no habían muerto o sido esclavizados en la guerra, fueron expulsados
y desterrados por toda Castilla con prohibición de volver al Reino de Granada.
La de los Cobos fue una de las escasas familias (dos o tres) a las que se
permitió vivir en Cúllar junto a los antiguos vecinos cristianos y los nuevos
pobladores que llegados de distintas partes de a Corona de Castilla,
colonizaron el lugar y obtuvieron en "suerte" las casas y tierras de
los moriscos.
Así las cosas, todo apuntaba a que Álvaro de los
Cobos, y con él toda su familia, volvería adquirir prestigio social en el
pueblo, gracias a los servicios que había hecho a la Corona, y esperaba por
tanto volver regentar la Alcaldía de la Villa.
Pero todo se quebró de pronto cuando fue denunciado,
nunca sabremos por quien, ante el Tribunal de la Inquisición por sus
antecedentes mahometanos, y su ambigua participación en el conflicto morisco.
Auto de Fe del Tribunal de la Inquisición
El 24 de Mayo de 1575 tuvo lugar un gran Auto de Fé
en Granada Capital donde fueron condenados centenares de moriscos, entre ellos
nuestro paisano Álvaro Yacín de los Cobos. Esta fue su acusación y la pena
impuesta en este gran proceso judicial:
“Álvaro de los Cobos Yacíni,
morisco, vecino de Cúllar, Tierra de Baza. Fue testificado por un testigo
hombre (acusador
anónimo), de haberse ido a Berbería y
tornádose moro. El procesado dijo en su defensa, que el tiempo de su
cautiverio en
Argel, expuso a sus captores “que era
moro como ellos pero que nunca hizo cosas de moro y que siempre estuvo entre
los cristianos. Y después tornado a traer en galeota para que buscase alguna
cabalgada y que él se había huido a D. García de Villarroel, Capitán de
Almería. Estuvo negativo a la acusación y publicación y alego defensa. Y
después de esto pidió audiencia y dijo que estando en Argel, él había dicho que
él era moro, y fue moro y tuvo la ley de los moros por buena, y se pensó salvar
en ella, pero que le duro poco tiempo y así no hizo ceremonia alguna. Fue
reconciliado con hábito y cárcel perpetua y galeras por tres años”.
A partir de ese momento poco sabemos de sus nueva
situación penal, toda vez que al menos pudo salvar la vida, y que por entonces
la cadena perpetua no era del todo efectiva, ya que las cárceles de la
Inquisición estaban llenas de procesados, y además la pena de galeras se podía
extinguir a los dos años remando como galeote en los barcos del Rey.
El siguiente documento histórico sobre él y su
familia tiene fecha de 16 de Octubre de 1577, es decir casi dos años y medio
después de iniciar su condena, y está firmado por su propio hermano, Diego
Yacín de los Cobos. Se trata de un poder notarial que da a su cuñado (residente
entonces cerca de la corte de Madrid), para que pueda defender en su nombre y
ante el Rey Felipe II una petición para poder recuperar sus casas y haciendas
“Sepan cuantos esta carta de poder vieren,
como yo, Diego Yacín de los Cobos, cristiano nuevo, vecino de la Villa de
Cúllar, jurisdicción de esta Ciudad de Baza, hijo de Diego Yacín, Alcalde
Perpetuo que fue de la dicha villa, otorgo todo mi poder por esta carta a Luis
el Cadí, mi cuñado, vecino al presente de Caramanchel el Alto, (actual barrio madrileño de Carabanchel) que estáis ausente, especialmente para que
por mí y en mi nombre como yo mismo, podáis parecer y parezcáis ante Su
Majestad, y le pidáis y supliquéis mande dar su Real Cédula o cualquier otro
recado, para que se lleve ante Su Majestad la información y diligencias que
hizo el serenísimo Presidente en la Real Audiencia de Granada, sobre la lealtad
y servicios que hicimos a Su Majestad, yo y Álvaro Yacín, mi hermano, en el
tiempo del levantamiento de este Reino, para que visto por Su Majestad, nos
haga merced a mí y al dicho mi hermano, de dejarnos vivir en dicho Reino de
Granada, y de darnos nuestras casas y haciendas, y mandar que con nosotros no
se entiendan los bandos publicados contra los moriscos del dicho Reino, y sobre
lo susodicho y cada cosa de ello podáis hacer y hagáis diligencias. Que fecho
en Baza a 16 días del mes de octubre de mil e quinientos y setenta y siete
años.”
Sin duda alguna, por esas fechas su hermano Álvaro
seguiría aun cumpliendo condena, toda vez que el poder notarial lo firma Diego
por si solo y en ausencia de su hermano, aunque la petición al monarca la hace
en nombre de los dos.
Finalmente tras cumplir su condena volvió a Cúllar,
pobre y endeudado. En 1584 se ve envuelto en diversos juicios y procesos, entre
ellos la muerte de un vecino de Orce, por lo que fue condenado a pagar 20.000
maravedíes a la familia del finado.
El y su familia fueron de los pocos Moriscos que
quedaron en el lugar tras la expulsión decretada en 1585, y décadas después
obtuvo el reconocimiento de sus servicios a la Corona por el nuevo monarca,
Felipe III, que de esta forma le agradecía sus méritos personales años atrás:
“En
la Rebelión de los Moriscos del Reino de Granada, hizo muy señalados servicios
y gastos de su hacienda por dar como dio el sustento necesario a los soldados
que estaban en la dicha fortaleza de Cúllar, sirviendo además de esto con su
persona, armas y caballos. Hasta que con orden del Serenísimo D. Juan de
Austria, mi tío, fue a los moros de Galera para que se diesen de paz. Y a este
tiempo le salieron al encuentro una gran tropa de moros de Galera y turcos y le
cautivaron con otros cuatro que le acompañaban y le llevaron a Argel donde
estuvieron mucho tiempo cautivos. Y que en este tiempo le llevaron cuanto le
había quedado, con la merced que tenía de dichos oficios. Y que estando cautivo
por su buen ardid se vino en un barco juntamente con los que con el fueron y un
sacerdote de misa. Habiendo a portado a la ciudad de Almería, aguardo orden del
señor D. Juan de Austria de lo que había de hacer. El cual se la dio que fuese
a ocupar su alcaldía y halló que el Rey, mi señor y padre, había enajenado la
dicha vara de Alcalde con las demás de la Hoya y lugares de la dicha ciudad de
Baza a favor de sus pobladores”.
Álvaro de los Cobos, ya anciano, aún vivía a finales de aquel Siglo, los sabemos porque entre 1593 y 1597 aparece como testigo “de unos 60 años de edad poco más o menos” en varios procedimientos oficiales debido a su edad y experiencia como perito, en uno de ellos incluso actuó, por el rompimiento de los montes comunales, en contra de los nuevos vecinos que habían llegado años antes desde Castilla para repoblar Cúllar tras la expulsión de los moriscos.
Incluso pudo tener la oportunidad (nunca lo sabremos) de conocer al ilustre novelista, Don Miguel de Cervantes, cuando éste acudió como Recaudador de Impuestos a Baza, en Septiembre de 1594, a cobrar más de 34.000 maravedíes de deuda que tenían los pueblos de la Tierra de Baza, incluida la Villa de Cúllar, con la Hacienda Real.
A partir de 1597, nada más sabemos de la biografía personal de Álvaro Yacín de los Cobos.
D. Miguel de Cervantes y Saavedra
(Contemporáneo de nuestro protagonista y cuyos caminos en la vida
estuvieron muy cerca de cruzarse en varias ocasiones)
Afortunadamente, el resultado final de tantos sufrimientos y penalidades se vería recompensado definitivamente cuando Baltasar Hacen de los Cobos (hijo o familiar cercano de Álvaro), heredaría en 1619 la Alcaldía honoraria de la fortaleza cullarense y seguramente sus descendientes se integrarían en la nueva sociedad de los repobladores cristianos, dando su apellido a una de las más antiguas calles de nuestra localidad, la Calle “de Cobos”.
Familiares de este linaje
cullarense serían Diego de Cobos, que aparece en el libro de matrimonios de la Parroquia de 1617
casado con Magdalena Gómez (posiblemente también de ascendencia morisca).
En 1628, con motivo de la
confección del Padrón de Vecinos para el procedimiento de Exención de la Villa
de Cúllar de la Ciudad de Baza, encontramos varias familias con el apellido
Cobos, entre ella la del Alguacil Menor, Diego de los Cobos.
En 1662, en listado
vecinal del Registro de Trigo, aparece entre los mayores propietarios Juan de
Cobos, con 40 fanegas de cereal acopiado. Así como un familiar suyo, Cristóbal
de Cobos, con 6 fanegas de trigo.
Más de Veinte años
después, en 1668, el Cabildo del Ayuntamiento de Cúllar nombra como peritos
aforadores del vino del país de aquel año, para contabilizar el número de arrobas
de vino que cada cosechero tenía en sus bodegas, a Sebastián Tello y a
Cristóbal de Cobos. Por cierto, y para los aficionados al vino de la tierra, el
total de arrobas de aquella cosecha ascendió a 1.312 arrobas. El número vecinos
cosecheros era de unos 34.
Entrado ya el Siglo XVIII,
en 1706 en el listado de eclesiásticos de la Villa y las personas que vivían
con ellos en sus casas, encontramos como mozo del clérigo Don Miguel Pérez
Malagón, a un tal Sebastián de Cobos.
Un pariente de éste último,
quizá sobrino suyo, aparece el Catastro
de Ensenada de 1752 viviendo precisamente en la calle Cobos: “Salvador de Cobos. Labrador de 40 años
casado con Matea Lorente. Posee una casa en esta Villa en el Barrio y Callejón
de Cobos, con dos de terminados y diez varas de frente y cinco de fondo; propia
asimismo de Salvador de Cobos, linde por levante con el callejón que va a las
Eras, y sur calle que va a la Plaza.”
Un total de 30 vecinos y
sus casas residen en el momento de la realización del Catastro de Ensenada en
el Barrio o Callejón de Cobos, que es como aparece denominado este rincón
cullarense. Pero lo que quizás llama más la atención, es que era una zona habitada
por muchas mujeres viudas o doncellas solteras con pocos recursos económicos,
quizás por ser un barrio muy humilde y de escaso valor catastral.
Gracias a la información
que aparece en las páginas del citado Catastro, incluso conocemos la existencia
de un horno en la dicha calle, propiedad de “Doña
Rita Pérez Malagón, vecina de la Ciudad de Baza, la cual posee un Horno de Pan
Cocer en esta Villa en el Callejón de Cobos.”
La estirpe de Los Cobos
también se reflejó en la Toponimia rural. En un acuerdo del Ayuntamiento de
1763, sobre la necesidad de reparar los sistemas de riego en la Vega de Cúllar
debido a las constantes riadas, nos encontramos con el paraje llamado de las
Mimbreras de Cobos, situado a unos dos kilómetros al sur de la población y
junto al Río Cúllar: “Sus Mercedes, D.
Diego de Heredia Barrionuevo, Gobernador; Diego Tello Hernández y Félix
Cañadas, Alcaldes; Gabriel Baptista López y Agustín Martínez Sarabia,
Regidores; dijeron: Que con motivo de las muchas avenidas acaecidas en el
próximo año pasado, y principios del corriente por la Vega de esta Villa, han
resultado diferentes quebrados sus cazes, acequias principales y particulares,
por las que se riegan las principales haciendas de la Real Población, y que
para su remedio habían dado los Señores Alcaldes varias providencias, sacando
cuadrillas de gentes para su composición, y habiendo reconocido que las paradas
que se levantan en las Mimbreras que llaman de Cobos o Malagón, a media legua
de la población, que daban riego a parte del Pago de la Gorfa, a el del Sesteríco,
Cañada de las Pasas, hasta llegar al de Canén, se hallan destruidas en un todo
al presente…”
De manera oficial la Calle
Cobos aparece formando parte del callejero público de la Villa en 1775, y
gracias al listado del Repartimiento de Sal de ese año, conocemos los nombres
de las principales Calles y Barrios de la Villa por primera vez:
“Calle
del Ángel, Calle de los Mesones, Callejón de Cobos, Calle de San Joseph, La
Plaza, Calle de Pérez, Calle de Mata, Calle de Bendo, Barrio de San Antonio,
San Agustín Calle Polonia García, Barranco, Calle de la Zanaca, Calle Baja (u
Honda), y Calle del Mentidero”.
Edificaciones mas antiguas del Barrio de Cobos
Ya en el Siglo XIX, en
Marzo de 1836, el Ayuntamiento realiza un detallado padrón de vecinos, tanto
del casco urbano del pueblo como de los anejos, donde aparecen los nombres de
cada cabeza de familia y la calle donde viven. El Callejón de Cobos continúa
siendo uno de los barrios más poblados de la Villa, detrás del Barranco
Primero, con 40 vecinos censados (algo menos de 200 habitantes).
Vecindario y Callejero de
1836:
“Barrio
del Puntal 25 vecinos, Barrio del Ángel 16, Barrio de Mesones 28, Callejón de Cobos 40,
Cuesta Turrillas 14, Barrio de San José 25, Calle de Pérez 27, Plaza Real 12,
Calle de Mata 36, Calle del Horno 20, Calle del Vendo 25, Calle Empedrada 17,
Barrio de la Eras 14, Barranco 1º 49, Barranco 2º 28, Barranco 3º 27, Calle de
San Agustín 21, Calle de San Antonio 13, Calle Real 24, Calle del Baño 8, Calle
del Fuerte 7, Calle de la Peña 11, Zanaca 24, Calle Onda 8 vecinos.”
Hoy en día, el Barrio de
Cobos, como gran parte del casco histórico de Cúllar, se encuentra muy despoblado, con algunas casas
de cierta antigüedad restauradas, y otras vacías a la espera de la piqueta o de
reformas que las hagan habitables por sus propietarios. El confín de callejuelas
y rincones típicos sigue siendo peculiar a pesar de ciertos excesos
urbanísticos que se realizaron en los años 70 y 80 del siglo pasado, no
obstante mantiene cierto encanto de tiempos pasados, ahora que conocemos algo
más sobre su historia.
Perspectiva del Callejón de Cobos
Casi quinientos años
después, el Apellido Cobos sigue siendo bastante común en el Cúllar del Siglo
XXI. Si a los descendientes actuales de Don Álvaro Yacín de los Cobos les ha servido
para algo, conocer parte de la memoria de tan glorioso antepasado, que compartió momentos históricos con personajes como D. Juan de Austria o el propio Miguel de Cervantes, nos habremos
sentido agradecidos por la lectura de este artículo.
Nota Final:
Para la elaboración de
esta publicación hemos contado con la inestimable colaboración del Doctor en
Historia por la Universidad de Granada, Javier Castillo. Nuestro historiador
local nos ha proporcionado toda la documentación referente a la etapa morisca de
Cúllar durante los Siglos XVI y XVII.
Además agradecer a Juan
Antonio Carrión Sánchez los datos obtenidos del Catastro del Marques de la Ensenada referentes a nuestro municipio y que
hemos utilizado en este artículo. Inmensa investigación documental, aún
pendiente de publicación, y que sin duda servirá a todos los amantes de la
historia local, a conocer mejor nuestro pasado común.
Blog Tierra de Cúllar
Por Lope de Cúllar y
Adrián Castillo
Próximo Capítulo: Calles
con Historia (II).-
“La Calle Mata y D. Antón
Díaz de Mata: Artífice de la Independencia de la Villa de Cúllar en 1628.”
(Próximamente en Tierra de
Cúllar)