Aunque hace ya mucho tiempo que se ha borrado de la memoria colectiva de nuestros mayores, la existencia de lobos en los sierras de las Comarca de Baza, no debemos olvidar lo que durante siglos significó la presencia de este temido y a la vez fascinante carnívoro en los montes y bosques del Altiplano Granadino.
En el caso de Cúllar y su jurisdicción encontramos datos y documentos que avalan la presencia de este ancestral mamífero através de las personas que se dedicaban a su caza, los loberos, cuyas referencias documentales al menos se remontan a los Siglos XVII y XVIII.
El oficio de lobero fué deste tiempo inmemorial un empleo muy bien remunerado por los Cabildos y Ayuntamientos deseosos de despejar de "alimañas" los campos y montes comunales, para ello solicitaban año tras año los servicios de estos conocedores del mundo rural y serrano. Eran los mismos Alcaldes y Regidores los que autorizaban y pagaban, mediante auténticas recompensas, la caza de estos legendarios animales, para lo cual se utilizaban los terribles cepos loberos.
Este es un curioso recibo fechado en 1799 donde queda constancia de la entrega por parte del Ayuntamiento cullarense al vecino Francisco López Cáceres de "zinco zepos de cazar lovos que por la referida Villa me han entregado para la caza de los mencionados lovos". Al final aparece la firma del lobero, y la anotación, "Son # 5 zepos".
En Cúllar la tradición lobera la representaron sobre todo durante casi un siglo la familia Cabezas, profesión que se trasmitía, como tantas, de padres a hijos, generación tras generación La primera referencia data de 1776, donde en un listado vecinal para la recaudación de los Rentas Reales, aparece Diego Cabezas, "lobero". Esta familia cullarense al parecer ejerció este peculiar oficio hasta bien mediado el Siglo XIX.
En Abril de 1808 el Ayuntamiento de nuestra localidad recibe las quejas de varios dueños de ganados contra "Ramón Cabezas, encargado en la caza de lobos y sus cepos, que está omiso, con descuido y mala versación; poniendo 8 cepos sin noticia de nadie en algunos sitios de estos montes, que han causado daño a algunas caballerías y ganados". La última referencia de esta saga familiar, es de diciembre de 1836, cuando se inscribe el nacimiento de un niño, "hijo de Juan García Cabezas, vecino de la Calle de San José, de profesión lobero".
A finales del aquel siglo XIX y principios del XX dejó de oirse para siempre en las Sierras del Periate, Orce y Orgallla el aullido del lobo, en las claras y frías noches de invierno. Fué el final de los "Tiempos de Lobos".
En la Sierra de la Hinojora quedan aun un par de lugares llamados "La Lobera", ya sea para referirse a lugar de refugio de los mismos o para los lugares laberínticos en los que se cazaba a los mismos... Es un tema muy interesante.
ResponderEliminarTambién existió el Cortijo del Lobero, en algún lugar cerca del rio de Cúllar y el Coto de la Asperilla.
ResponderEliminarYa ves...800000 años con lobos en territorio cullarense (por lo menos, ya que hay restos de Canis mosbachensis, el antepasado directo de Canis lupus... Y ahora, reliquia del pasado en un siglo o dos. Lo que es el impacto humano.
ResponderEliminarDe la sierra de la Hinojodra conozco el Collao de la Lobera. De todas formas algún lobo queda por ahí, aunque sea de dos patas
ResponderEliminar¡Muy interesante la entrada! Le preguntaré a mi abuela a ver si ella recuerda que por Matián o la Venta hubiera noticias de lobos por los años 30. Una casualidad, yo tengo de apellidos Cabeza Cáceres, pero el Cabeza es de Jaén. Aprovecho para informarte de que acabo de crear un blog sobre Matián, de donde viene mi familia materna (http://memoriaoraldematian.wordpress.com/). He enlazado con el tuyo. Ya he visto la entrada sobre el alcalde pedáneo de allí en el siglo XVIII, muy interesante también. ¿Has dado con alguna otra referencia? A ver si hago un viaje por allí y me paso por la Biblioteca. Un saludo.
ResponderEliminarSi queréis saber más de la eliminación del lobo en la comarca y del antiguo oficio de los "loberos", os recomiendo este artículo de Paco Tristán en la revista "Chronica Nova", de la universidad de Granada: ""Va el lobo": Aproximación histórica al depredador en la tierra de Baza en la Alta Edad Moderna", Chronica nova: Revista de historia moderna de la Universidad de Granada, Nº 27, año 2000, págs. 239-281. Podéis ver un resumen de su contenido en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=67717
ResponderEliminarUn saludo.
El pasado mes de julio salió a la venta el libro Leocadio y los lobos. Memorias de un pastor de la Sierra de Andújar, un apasionante viaje literario a través de los relatos y acordanzas de un serreño nacido en 1940 en la casilla de las Zahúrdas de Ventaquemá, el último superviviente de una rancia estirpe de pastores que se resiste a desaparecer. Testigo privilegiado de los avatares históricos y ambientales acaecidos en la sierra de Andújar desde mediados del siglo XX, escuchar a Leocadio es viajar en el tiempo a través de los recuerdos y anécdotas pastoriles propias de una cultura que agoniza, y que se pone en valor en las páginas de este libro.
ResponderEliminarLeocadio Rueda Checa y Víctor Gutiérrez Alba (que en 2006 publicó el libro El lobo ibérico en Andalucía. Historia, mitología, relaciones con el hombre) son sus autores. La Asociación Hombre y Territorio (entidad sin ánimo de lucro con sede en Sevilla), mientras, ejerce la tarea de editor. Prologado por Javier Talegón (Llobu. Ecoturismo y Medio Ambiente), el libro contiene numerosas fotografías tanto históricas como contemporáneas procedentes de instituciones y particulares, entre los que destacan personalidades tan relevantes como Jorge Echegaray, Rubén Portas, Ángel España Báez o Francisco Contreras Parody.
Los contenidos de la obra abarcan temas muy diversos que proporcionan a su lectura un enorme valor etnográfico e histórico: la persecución de los maquis por la Guardia Civil, las penurias de la posguerra, la irrupción de la actividad cinegética, la trashumancia, los mastines, las razas ganaderas autóctonas, los careos, las chozas pastoriles, el carboneo y los desmontes, la gastronomía tradicional, el vocabulario serreño, las romerías de la Virgen de la Cabeza… y por supuesto el mítico lobo de Sierra Morena, del que Leocadio es un gran conocedor. No en vano lleva “peleando” con él desde los seis años, edad con la que comenzó a ocuparse de las ovejas de su familia en la finca Las Pilas, como más tarde haría en Crescente, Valdelagrana, Navalonguilla, Navamuñoz, El Eucalipto o El Abogado, fincas en las que se desarrolla buena parte de este libro, además de otros lugares como Cardeña o Sierra Madrona. Este pastor de otro tiempo combatió al lobo ejerciendo de pastor: aplicando medios de defensa del ganado tradicionales que minimizan los daños, como el uso de mastines, barbacanas o la utilización de corrales y rediles para encerrar a las reses por las noches. Leocadio es la prueba viviente de que en pleno siglo XXI, la coexistencia entre la ganadería y los grandes carnívoros en Europa es posible.
Contacto para adquirir el libro por correo postal: aelvictor@hotmail.com